una soleada noche salí a pasear por casa
al rato, escuché las estrellas de la mañana
ahí plantadas en mis manos
qué oximorónica es la existencia, pensé
continué paseando a la sombra techada
para ahuyentar la controversia
desde el rellano del mundo
bajé las escaleras que llevan a la sala de los espejos
qué lógica tan aplastante es la lógica que aplastante
desembuda la asfixia de pensar
sentado en un reflejo pensé desaplastado
bajo un firmamento canicular
del sueño de la razón de una noche de verano
en que sudado desperté en la nada, que es algo
menos mal
miré el reloj
eran las doce, que son las cero cero cero cero
o sea nada nada nada nada
o sea una docena
qué parcelado está el día y cuánto eufemismo
hora de volver
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