martes, 29 de diciembre de 2009

POEMA SOBRE LA GEOMETRÍA DE LAS PALABRAS

no se hallan cuadraturas desde el círculo

aún así me sirvo de tangentes
para delinear un espacio
de vértices finitos
o espacios convexos
según la forma delimitante

perímetro contorno
en donde punto tras punto
lograr una línea curva
relativa
poligonal en su fin
continente de infinitos

empeño de poeta

de dibujante escritor por defecto
frase a mano alzada
pincelada horizontal
y verso maniatado
en su orden-forma-continuidad

más allá del más aquí establecido

continuar escribiendo



en la inigualable inexactitud
de nuestra perfecta imperfección
relativa
continente de finitos
morfología del somos
donde seguir estando
aunque sepamos no saber
de donde y hacia

cada letra nos hace
nos forma y deforma


no se hallan cuadraturas desde el círculo

POEMA DE UNA ESPERA (y su consiguiente reflexión)

aliento gélido
escarcha en la mirada

esperando un tren que tarda
mientras
me siento vivo
tal como recuerda
el frío punzante en cada poro

una albada cualquiera sumido en la reflexión

imposible fumar con guantes

calefacto el pensamiento
atando cabos existenciales

un ratón cruza la vía
bien abrigado en su instinto

una segunda erección matinal
desvía la atención de los profundos pensamientos
aún así logro concluir que:

cogeré ese tren
fumar es más placentero en invierno
basado en circunloquios describo una línea recta
de maravillosas curvas y atajos
con guaridas al aire libre
y esbeltos amaneceres
rutilantes rutinarios
ciclo rueda sin fin

amo la vida y su dolor implícito
tarde o temprano ligado al placer

que los automatismos cotidianos son autonegligencias
premeditadamente realizadas

que más que nunca siento el calor humano como último bastión ante la frialdad del mundo más allá de la propia piel
simple cuestión térmica
por lo demás, entre humanos, todo es amor y deseo
más o menos declarados

sea cual sea el tren a coger
o el destino a ignorar
o el pasajero con quien imaginar

por lo demás, somos partículas atomizadas propensas a la simbiosis
demasiado preocupadas ante una segura desintegración de nosotros mismos tarde o temprano,
placentera- dolorosa

vahos, humos y escarchas
y otros ojos que mirar
y otras bocas, que fumen o no
combustionan internamente
bien hasta consumirse bien por propagar
besan sus gélidos vahos entre tanta espera
exprimen escarcha mezclada con humos vitales
exhuman incomprensión ante el acto automático

quizás alguien se lance a la vía
en su peluda desnudez
o se asocie a la rata
por purificar la existencia

quizás alguien más sueña despierto que sigue soñando
que espera a un tren

me toca pasillo

POEMA INVERNAL (y su consiguiente reflexión)

por aquí unas plumas níveas
por allá el silencio hermoso

y los copos claro, copan
y las nubes claro, nievan

y el sol está dormilón
en su refulgente palidez



aguja, dédalo en mano
confecciono desde retales
retazos y retijeretazos

enerva enhebra
sastre sin de precedente
mañoso collage

siempre habrá una antonimia que presuntamente balancee la triquiñuela del poeta

caminando por las calles heladas del pensamiento
arden en la hoguera de las futilidades
los recursos para sobrevivir que sobreviven
que escriben
alfabetizan
y orientan hacia algún desnortado norte

blancodigo negropienso
con las manos enguantadas de la automutilación dialéctica
previniendo congelaciones
aunque no espasmos hiperbólicos

ambivaliente

aguja, palabra en mano
y tinta que tatúa al aire
lazos y ramalazos
piruetas cristalinas

ahí va otra antonimia

nunca habrá un sinónimo que seguramente descompense la veracidad del…

brindan los copos entre sí y como invitado
saco mi copo
¡todo es tan todo!

congratulación de la hiper-realidad parapente
o quizás, tergiversando, propulsora
que crea pulso y su acción pulsación

resbalo por acercarme más a la tierra
cosas del bajo cero
que por algo es negativo

pasos temerosos guían la consecución de un destino
renace y aniquila éste, como se acerca,
tal vez no exista y todo es un espejismo
reflejo de aguas petrificadas
flotantes en el éter oxigenado

hielo duro que ablanda

sentir produce calor
eficaz protector

el crujir de la fragilidad bajo los pies
y su vengativa crudeza que rompe carnes
pisar la huella de otros es el camino fácil
pero mantiene la entereza

un punto de cándido permafrost
adherido a la piel

abrigado socorrido
inmune
y una estalactita por colchón

lunes, 16 de noviembre de 2009

VAMOS A LA LUZ- HECHOS INSÓLITOS Nº7

Hace unos meses llamaron a la puerta de casa; eran las 20h46m. Elena, mi compañera, atendió la espontánea visita; al sospechar yo que no se trataba de una mera petición de sal o huevos por parte de algún vecino, llevado por mi curiosidad y el celo conyugal me uní a la charla. Se trataba de dos miembros de la Asociación Luz que Vienes que traían consigo una sorprendente información que cambiaría nuestras vidas: nuestro hijo Ramón, de cuatro años, era la 53ª reencarnación de Ufurungul (con acento en la última u), el Maestro de la Luz Venidera. Los miembros lumínicos eran dos jóvenes de aspecto afable y vestimenta convencional más propia de unos estudiantes de derecho afiliados a la tuna.

Durante los escasos cinco minutos que duró el acto informativo, los iluminados creyentes siempre en un tono afable, nos explicaron cómo se había llegado a tal conclusión. Dos horas antes, hallándose todos los miembros congregados en la sede clandestina de la asociación, se había dado la nueva tras un largo proceso mágico-ritual llevado a cabo por una médium profesional, colaboradora con el más allá imparcial e independiente, contratada para el caso y suministrada por el Ministerio de Asuntos Muy Exteriores (M.A.M.E). La médium daba así por finalizado un ritual de tres días durante los cuales había permanecido encerrada en un cuarto oscuro, alimentándose sólo con galletas de chocolate y caramelos sabor melón (con forma de melón), emitiendo gruñidos guturales cada tres minutos y alguna ventosidad silenciosa de esas cargadas de metano. Dos horas atrás, Amaris Foster (con acento en la última silaba), experta en el tarot y mucho más, escribía con spray dorado en el suelo de la habitación (acción nada fácil y menos sin luz) el nombre de nuestro hijo y la dirección completa de nuestro domicilio del revés. Los extasiados esperadores de la luz, sobresaltados ante la buena nueva, tras deducir que aquello no era cirílico, bajaron a la copistería de la esquina, compraron un espejo y antes de que desapareciera la información escrita (pues resultó que el spray no era pintura sino espuma-confetti, y por ende bien acaba volatilizándose o siendo absorbida por la madera y/o cualquier tejido como era el caso) anotaron el lugar al que debían dirigirse para contactar con el reencarnado maestro.

Los privilegiados emisarios debían actuar rápido, puesto que dos horas y cuarto después de la anunciación, morirían fulminados por un infarto, tal como contemplan las Sagradas Escrituras Lúcidas Vinientes (apartado Reencuentros con Maestros) como premio otorgado a los honrados emisarios. Si no morían por sí solos al cabo de ese tiempo, estaban obligados a abandonar la congregación y exiliarse en la tierra del pecado conviviendo cinco días y cinco noches sin dormir entre la sodomía y el gomorrismo que gobierna esta sociedad de pecadores, al finalizar este periodo, la sexta mañana, debían ingerir sendas cápsulas que les provocarían el infarto. Glorioso trance inmortal que permite la ascensión y comienzo de una vida eterna con los hermanos biocreadores de la Luz que está Viniendo en la nave nodriza sita en la galaxia Tremen Lux desde la que nuestros progenitores galácticos sondean el universo en busca de la Luz Eterna y sus maestros.

Como decía, al cabo de cinco minutos de soliloquio, los miembros de la agrupación nos preguntaron si podían ver a Ramón, a lo que Elena soltó una rotunda negación con signo de admiración (no hacia ellos, claro) y yo opté por pedirles disculpas y una tregua de dos minutos, cerrar la puerta e iniciar una reflexión conjunta con mi compañera sobre el plausible futuro de nuestro hijo.

Hace veintinueve años, dos hombres de aspecto formal y afable sonrisa, llamaron a la puerta de casa de mis padres informando a estos de que la 52ª reencarnación de Ufurugul (con acento en la última u), maestro de la Luz Venidera, era su pequeño hijo José. En este caso fue mi madre quién pidió disculpas a los celestes mensajeros y tras reflexionar brevemente con mi padre, ambos decidieron echar a patadas a esos iluminados amenazándoles con llamar a la policía si volvían a molestarnos.

Parece que la vida es un círculo abierto que el destino se empeña en cerrar como sea, sin importarle años ni distancias, el destino obedece a su propia consecución. En esos tensos momentos de reflexión, pido a Elena que pondere bien su negativa, la intento convencer de que probablemente Ramón, nuestro fruto del amor, tendrá una vida sana, una educación plena y una rica vivencia si, como proponen los iluminados creyentes, ingresamos al niño en el centro Rusumsum para niños reencarnadores que la Asociación dispone de manera gratuita y sin contraprestaciones forzosas a nuestro servicio. Además, a parte del destino que vuelve a señalar mi estirpe como la elegida, el centro educativo está homologado por el Departamento de Educaciones No Afines y Polémicas.

Y coge Elena al cabo de cuatro días, cuando habíamos decidido que vale por qué no, probémoslo y si el niño no es feliz pues que vuelva a la escuela normal, hace las maletas y con Ramón de la mano abandonan el domicilio. No podía salir de mi asombro. Se había vuelto completamente loca. Por supuesto denuncié la desaparición, aunque en realidad se tratara del secuestro de un menor por parte de una enajenada. La policía hizo lo que pudo durante unas semanas. Yo, en cambió, superando poco a poco el trauma, rehice mi vida, dejé de esperar noticias acerca de su paradero y me casé en eternas nupcias con Luz Venida, vigesimosexta hija de Uputrungul el Gran Maestro Paciente Reencarnado, a quién me uní porque el destino está escrito. Mi hogar, mi familia están ahí, cerca de la luz venidera. Es mi misión final como progenitor de la estirpe reencarnadora acercarme a la Luz Venidera y consigo a mis seres queridos.

Al cabo de unos meses, todo volvió a la normalidad; Ramón y Elena fueron encontrados por los miembros exploradores de la asociación quienes los trajeron a su verdadero hogar, con nosotros, con los elegidos, cerca de la Luz. Elena es mi segunda consorte bautizada como Luz Venida Después; Ramón es Ufurungul Maestro de la Luz en Estado Prematuro 53ª reencarnación y como tal, está siendo educado e ilustrado en su futura función como guía supremo de la Tierra sustituyendo así a los pecadores corruptos hijos de las sombras que gobiernan ahora el planeta en nombre del materialismo y el vicio.

Y somos felices. Aunque ahora mismo cercando nuestro palacio lumínico se hallen patrullas armadas de la policía del estado corrupto comunicándonos por megafonía que desistamos de nuestra actitud o entrarán por la fuerza con el peligro físico que ello supone para todos. No saben lo que hacen, pobres engendros de la oscuridad. No respetan nada. Elena, fuiste la otra tarde a una comisaría y hablaste mal de nuestra asociación, les dijiste que retenemos por la fuerza a las personas, a menores; pero tú estás corrompida; nosotros no, esperamos a la luz; tú nunca la esperaste ni creíste presa del vicio oscuro. Y es preferible que ascendamos a las naves de nuestros biocreadores galácticos antes que sucumbir a la fuerza corrupta que nos esclavizará y secuestrará (ellos sí lo hacen) encerrándonos en sus cárceles, con sus leyes impuras. Por eso el hermano Luz Salvadora Ascensora ha puesto en mis manos un rifle de caza y tres balas. La primera será para ti disparada por mí, la segunda será para Ramón ( disparada por mí también, claro) y la tercera la dispararé yo mismo a mi material cuerpo. Nos hemos despedido recitando, entre inevitables lágrimas tuyas de incomprensión e ignorancia, los sagrados versos lumino-litúrgicos y cogidos de la mano diremos adiós a esta terrícola vida. Saludamos así a nuestra inmediata inmortalidad.

Aides Lux Venitum Inmortalis


6 de Junio de 2009, St. Sadurní d’Anoia (Barcelona).

EL DIA EN QUE TODO CAMBIÓ- HECHOS INSÓLITOS Nº8

      A quien pueda leer este escrito. En ese caso, significa que la civilización e internet aún funcionan y que tú no sucumbiste.

 

     Habían pasado casi diez minutos desde que presto a escribir, impulsado por el deseo de alimentar esa actividad que me hace sentir vivo, me peleaba con mi falta de ideas tratando de arrancar, de desarrollar alguna buena idea, alguna interesante trama en la que perderme figurando el embrión generador de lo que debiera ser mi tercera novela por contrato. Me sentía a punto de  recibir la bendición de la musa, su beso inspirador, de caer agradecido en sus brazos, posicionado el bolígrafo sobre el papel ante el inminente disparo de salida.

 

     Vale, no dispongo de suficiente batería. Sintetizo.

 

     Era una soleada mañana de primavera, me disponía a escribir cuando sonó el teléfono. Ahí empezó todo. Para darle más proximidad y una más potente dramaturgia lo narraré en presente.

 

      Suena el teléfono; es mi amigo Ricardo (yo me llamo Roberto, de apellidos Baena Sotos). Hacía unas cuantas semanas que no sabía nada de él y ello me resultaba extraño, Ricardo es de esos amigos regulares y con los que compartes cotidianeidad; era extraño que no diera señales de vida de repente sin motivo alguno.

 

      Reproduzco la conversación:

 

 (Ricardo):-Roberto…

 (yo)- ¡hombre!

-ven conmigo….

-…vale…¿estás bien?…¿qué has hecho estos días?...no contestas al móvil, anteayer te llamé a casa y nada…

-…camina…

-ya

-ofrorist um jejer

-¿qué?

-jumtumur tatakli fgoj

-tío, ¿qué dices?

-…..

-Ricardo

-mnnnooorrrrrr

-¿qué haces nen?

-…es un cambio….fflurshtur ash tal fgoj

-¿vuelves a fumar?

-…

-¿me estabas hablando en algún idioma?,  no he pillado la coña

-…..

-…..

-….

-¿Ricardo?

-ash tal fgoj ash tal fgoj

 

     Y cuelga el teléfono. Obviamente lo llamo al instante. Sin respuesta. Lo primero que pienso es que mi gran amigo Ricardo se ha vuelto loco, así, sin más; víctima de algún trastorno psicótico fruto de años de consumo periódico de éxtasis y de estar en el paro mucho tiempo. Cojo la chaqueta, raudo me dirijo hacia su casa; tengo que verlo en persona, algo no me pinta bien, al menos sobre su estado de salud. Cuando me dirijo a la cocina para apagar el televisor, observo que el locutor del telediario, famoso por sus jocosos comentarios después de cada noticia, por su chispa y su estilo personal inconfundibles, mira fijamente a la cámara sin decir nada; está petrificado. Parece el típico error desde realización. El tipo no parpadea; mudo. Entonces, llevado por la curiosidad, acerco mi rostro a la pantalla, quizás por algún error técnico de emisión se haya congelado la imagen desde el satélite, pero cuál es mi asombro cuando al encontrarme a un palmo del aparato me doy cuenta de que no es una imagen fija, el reloj de su plató funciona. De repente, el presentador, sin mover ningún músculo de la cara, dice “ash tal fgoj”, sigue mirando fijamente a cámara y transcurridos unos segundos se levanta y se marcha. Sonrío pero al momento siento miedo; lo relaciono automáticamente con Ricardo. Suena el móvil, es mi sobrina Jennifer, descuelgo (bueno, es un móvil) y al otro lado del aparato (es un decir) oigo a la chiquilla repitiendo las tres malditas palabras; su tono carece de vida; lanzo el móvil al suelo y, ahí sí, retrocedo pálido y acojonado. Estoy sufriendo un ataque de paranoia. Al instante, en un acto reflejo, cojo al azar un tomo de la enciclopedia Marousse, que guardo en su totalidad junto a las pastas y arroces, y lo lanzo contra el televisor. ¡joder!...¡qué está pasando!...”ash tal fgoj”… Ricardo, el presentador, mi sobrina…¿me he vuelto loco o qué?...¿son alucinaciones?...sigo con mi plan inicial preso de un incipiente ataque de pánico y de un declarado ataque de nervios. Cuando salgo de casa cambio de plan. Decido simplemente salir a la calle, dar la vuelta a la manzana y volver a casa para confirmar que todo sigue igual y yo y mis amigos cuerdos. Sí, últimamente ando nervioso, será eso.

 

    Bajo por las escaleras y cuando estoy a punto de salir a la calle, en el portal de imitación mármol me cruzo con la Sra.Vicenta; noto que me mira raro; normalmente, siempre que coincidimos, mantenemos un breve y cordial intercambio de  formalidades, siempre ambos sonriendo y, yo al menos, deseando finalizar cuanto antes el protocolo vecinal. Pero esta vez, en respuesta a mis buenas tardes, la septuagenaria vecina me suelta un “utum ofror jkelit”  haciendo el gesto a la vez de que salga a la calle con ella; le pongo cara de no entender nada y la mujer se marcha ignorándome. Me quedo en el portal de dudoso estilo decorativo pasmado. No oso mirar fuera. No pienso subir a casa por las escaleras, temo encontrarme a todo el vecindario bajando en fila india con los ojos en blanco balbuceando aj tol flor o lo que sea...esto es rarísimo.

 

    Decido, no sé porqué la verdad, volver a casa por el ascensor cuando de repente oigo gritos desde la calle; me acerco a la puerta del edificio y desde el otro lado del cristal veo una multitud que camina por el carril bus gritando al unísono “¡ash tal fgoj!”…algunos cargan tronos de madera con banderas ardiendo….me entra la risa nerviosa, vale, no estoy loco, es que todos se han vuelto locos y están poseídos. Gritan esas tres malditas palabras sin parar. Me pellizco el brazo derecho…sí, es real. De acuerdo, hay que hacer algo. Doy vueltas en la portería “pensando” qué hacer, ¿me encierro en casa y ya pasará?, ¿llamo al teléfono de información para que me digan “ash tal fgoj”?. Me subo la capucha de la sudadera y salgo a la calle decidido a mezclarme con la muchedumbre posesa, con la intención de indagar qué está sucediendo, de obtener alguna explicación lógica sobre lo que está ocurriendo; eso sí, debo disimular, por lo tanto me comportaré como uno más.

 

    Nada más integrarme en la procesión, una chica de bellos ojos azules y notoria delantera me coge del brazo y sin mover un solo músculo de la cara, me lleva a la primera fila donde un anciano parece guiar la manada. Estoy a su lado. El viejo lleva un macho cabrío (vivo) al cuello y porta un cetro del que emana una luz roja en la punta. Da la impresión de ser un gurú; desde luego es el más ido de todos, el que grita más fuerte las tres palabras. Yo, haciendo uso de una innata mimesis, alzo ambos brazos y con la mirada perdida recito el bizarro salmo. Así caminamos un buen rato, al parecer sin rumbo fijo pues cuando al viejo le rota torcemos por una calle u otra; incluso hemos dado dos vueltas en una rotonda, hemos entrado en un centro comercial y recorrido la sección deportes de El Corte Yes. En los cruces los coches se detienen con total naturalidad para dejar paso a la procesión; en un semáforo he oído que sonaba “Juntos” de Paloma San Basilio desde un autocar, aunque la famosa cantante interpreta el tema con tan sólo las tres palabras misteriosas. Definitivamente, estamos perdidos, Paloma San Basilio aún vive.

 

   La tensión, la mía, alcanza su cénit cuando, en una parada que hacemos ante el monumento a un antiguo dictador, el viejo sin dejar de mirar al cielo brazos en alto dice en voz baja “lo sé” mirándome acto seguido y guiñando un ojo, uf…esto es demasiado, las piernas me flojean. Hago como si nada pasara; el santón enajenado también. Estoy aterrado, pero continuo con mi mímica. 

 

    Parece ser que, al menos en mi barrio, la gente está poseída por algo; toda sin excepción. Todos se comportan igual y sólo saben decir “ash tal fgoj”. Las tiendas están vacías, incluso el centro de bronceado artificial. Allá por donde pasamos la gente se une a la procesión, y lo más chocante: allá por dónde pasamos siempre se lanza desde el balcón alguna persona al grito de “ash tal fgoj”. Me cuesta disimular ante estas escenas, más cuando en una ocasión, el cuerpo de un suicida espontáneo ha chocado contra el suelo a dos escasos metros de mí con la consiguiente salpicadura. Debo contenerme pues si no lo hago creo que me va la vida. Esto es serio, amenazante. Cuando pasábamos por la plaza del ayuntamiento, un anciano ha sacado una botella de alcohol de farmacia, se la ha vaciado en la cogotera y acto seguido se ha prendido fuego mientras recitaba las tres palabras, tan pancho como si nada. Justo en el momento en que recorríamos un parque público, el equipo de jardineros de la subcontrata municipal ha empezado a masacrarse unos a otros con sus utensilios botánicos; parecían no sentir nada, ni se inmutaban. Por supuesto mientras se clavaban unos a otros las hoces, sierras y rastrillos, proferían el puñetero “ash tal fgoj”. Esto está subiendo de tono. Tengo la impresión de que el viejo del cetro cutre manipula a las personas, ahí donde dirige su mirada sucede algo, es como si fuera un potente telépata que esta anulando las personas… ¿control mental?...todo esto escapa a mi razón y no quiero que ésta escape de mí.

 

    Cuando llevamos al menos dos horas, la ciudad entera discurre en procesión.  Continuamos por la autopista de pago que lleva al sur; cuando nos acercamos a los peajes, y hay unos cuantos, las barreras se levantan solas. Estoy agotado, tengo la garganta seca, empiezo a cavilar un plan de escape. Decido que la mejor opción es salir escopeteado en cuanto se presente la ocasión, campo a través. Dudo de si la legión de chalados me perseguirá obedeciendo las silentes órdenes del viejo, o de si éstos, presos de un instinto colectivo, irán en mi captura. Estoy cagado. Quizás en cuanto me ponga a correr el viejo abordará mi mente y contra mi voluntad me mataré machacando mi cabeza contra una roca. Desde luego algo hay que hacer, la multitud parece tan absorta que incluso es posible que me ignoren. Tengo miedo, ansiedad.  

 

    Tras cruzar un puente lo veo claro. Giro noventa grados y me pongo a correr como un loco (sic). Al cabo de unos segundos miro hacia atrás y veo sorprendido a la chica de prominente busto corriendo hacia mí; nadie más. Me detengo, veo en su rostro el gesto de una persona normal, me hace señas con la mano de que siga corriendo, su mueca es de miedo; estamos los dos asustados. Tras subir una colina decido esperarla. El corazón va a mil.

 

-no sabía cuándo hacerlo…-le digo.

-…pensaba que era la única…

-¿qué es todo esto?

-no sé…estaba en casa escuchando la radio y de repente el hombre del tiempo empezó a hablar  otro idioma…llamé a mi madre y no entendía qué me decía…lo único que pensé fue unirme a la multitud e improvisar algo…en casa no me sentía segura.

-estamos igual….¿y ahora qué?...

 

 

    Ahorraré detalles, pues la descripción de todo lo que sucedió después ocuparía un libro entero. Para resumir, Vanesa y yo estuvimos caminando días y noches hasta llegar a las montañas. Caminamos siempre escondidos, campo a través. Hicimos el amor la primera noche, resultó que nos gustamos desde el primer instante detrás de la colina; de ello, durante nuestra huida, se originó un mutuo enamoramiento que al cabo de un año y medio engendró a Sergio, nuestro hijo; la pena es que desde que nació dio muestras de estar poseso, el niño siempre tenía la mirada fija y las primeras palabras que acertó a decir en su tierna vida fueron “ash tal fgoj” por lo que actualmente, y para la eternidad, su cuerpo descansa en la ribera de un precioso río pirenaico. Como digo, logramos arribar a zona segura, aislarnos en lo alto de un valle de origen glacial y construir nuestro hogar.

 

  Vivimos de la caza y de lo que nuestro pequeño huerto nos proporciona. Cada cierto tiempo debemos ahuyentar o deshacernos de algún poseso que se acerca. Hay buen abono en el huerto.

 

   Con Vanesa decidimos no tener descendencia por lo que practicamos el sexo con coitus interruptus o bien anal para variar un poco. En nuestros cinco años de aislamiento, calculo a ojo (es un decir) aún ni mi compañera ni yo hemos podido saber qué sucedió, el porqué de esa súbita posesión colectiva, el viejo,… no tenemos noticias ni vagas sospechas de qué está sucediendo “allá abajo” ahora mismo, ni siquiera de si existe el mundo tal como lo abandonamos. Nunca nos hemos atrevido a volver. Nunca nos hemos encontrado a alguien normal a quien preguntárselo. Por ahora veo que internet funciona pero nadie actualiza contenidos de nada, ni foogle siquiera, ni los diarios, ni los chats. Nada funciona, pero existe aún. Es por eso que me he animado a escribir este mail.

 

    De todas maneras debo reconocer, y Vanesa piensa igual, que no hay mal que por bien no venga pudiendo afirmar que todo este tiempo hemos vivido felices, en harmonía con la naturaleza, libres, autogestionando nuestros recursos, mi/nuestra vida, a salvo de una locura que enajenó a las personas y desmanteló la sociedad en la que nacimos, crecimos. Por otro lado, sufro una pesadilla recurrente en la que el viejo gurú me sodomiza con el cetro mientras el macho cabrío aplaude y nuestro amado Sergio me regala flores rojas al tiempo que recita una oración. He llorado mucho por mi familia, por mis amigos que seguro sucumbieron a la locura colectiva. ¿y por qué no nosotros?

 

     Nunca lo he sabido.

 

     ¿Tú lo sabes?

 

      

lunes, 26 de octubre de 2009

POEMA DEL DESDOBLAMIENTO LUCIDO



cuatro ojos concéntricos

desdoblan sus miradas de prisma turbio

para en el espejo de tres caras

hallar más infinito del soportable

 

el último rey ha sido ejecutado

dentro del palacio de cristal oscuro

 

y con esta visión entremezclo la sordidez que ven mis ojos

al otro lado de la ventana

con un pasaje de libre visión asociativa

 

estamos en mí

estoy con nosotros

 

el mundo dentro de tus ojos se pasea entre arcos irisados

entre bambalinas de alegres colores

flotando en un mar de cristal

 

yo no estoy ahí para corroborarlo

pero tú me lo cuentas

desde el otro lado de la ventana

vidrio interior

 

la cabeza huérfana del rey depuesto saluda al paso

¿por qué no besar sus labios aún calientes?

no me mires así, ha sido idea tuya

 

alma perdida en el palacio de cristal oscuro

 

no me regañes

viniste conmigo desde el primer día a la luz al mundo

y juntos nos moriremos en la misma carne podrida

refrescados por las mismas lágrimas

apenadas por nuestra huida

 

reafirmemos lo que ahora somos

partes desmembradas de un mismo cuerpo

que se yergue compactado a pesar de

como a través de sigue viendo sordidez

aunque el mundo más allá cambia

y más aquí se transforma en sí mismo imperturbable

 

un solo sentir multiplicado

atraviesa rectos muros

 

menudas palabras de soledad

que abarcan poco

mas allá de quien las escribe

 

y tú que lees

paseas por tus propios palacios de cristal oscuro

y besas regias cabezas decapitadas

sin asco al qué dirán pues nadie te ve

 

ves con nosotros la sordidez al otro lado

danos tu mano vocálica, consonántica

que escribe parágrafos encriptados

de puro entendimiento que no clara comprensión

 

el rey oscuro en el último palacio

 

goza la visión al vernos gozarla

unta lubrificada nuestros ojos nublados

con la pócima de la expansiva lucidez

 

 

nos entrevemos por yuxtavisión sincronizada

cuatro ojos expandidos

 

retorno entero a la unidad quebrantable

intra-corpórea bajo un mismo nombre

fascinada ante lo que no pudo ver

sin más aire que el respirado

ni más ayuda que el propio aliento

con las letras como sosiego

 

vuelta al punto cero realidad

suma exponencial del individuo

 

 

lo que da de sí mirar por la ventana

POEMA DE LA TRASLACIÓN POÉTICA



habiendo perdido el norte


para hallar muchos más


quilómetros y tiempos largos sin puntos cardinales


sures estos nortes

estes estos oestes

oestes estos estes

nortes estos sures



y todos los puntos intermedios posibles



rumbo a ese saber no sabiendo dónde ni cuándo ni los porqués

ni sus respuestas

no viendo ya desde dónde vine

para hallar mucho más


senderos yuxtapuestos


y todos las posibles posibilidades


rodando vengo

en los caminos entretengo entredejo

sobreescribo proscrito


nunca dejando de aprender porqué sólo hago que leer

mirando hacia atrás que es adelante pero vuelto del revés

con la mochila en los pies

y el canto silencioso del caminante

que certero paso a paso borra las huellas que no quiero dejar

en ese camino siendo ninguno y todos a la vez


ahora todo parece verdad

antes quizás no lo fuera

lo sé si no dejo de andar


paseo el mundo y él me pasea

concatenando los pasos

y ese todo que conforma

pieza engranada en concéntrica simbiosis

radial sentimiento

que permite rotar


roto en traslación poética

no quebrado sino inércico

como digo

en paralelo


y todas las direcciones llevan


no se llega a b

desde a

sin pasar por z




puestos a releer

ya que lo permite el paisaje

que con sus letras al completo lo recuerda

reinicio desde cualquier punto medio

el próximo recorrido

como digo

sin parada



traslación

POEMA CELEBRACIÓN DEL ACTO DE ESCRIBIR


es al estar vivo que escribo
en continua celebración,
rellenando sólidos vacios,
resolviendo la ignorancia
del ser léxico-vital

impune ante la sentencia
y el verbo que esclavo libera,
juego por jugar
al acto constructor de la letra simiente



celebro estar vivo
ergo escribo



amada letra
ergo leo



es al estar vivo que escribo
en continua celebración
sin esperar a cambio redención
la letra no peca ni la mano pecó

y más libre que la letra es el verso
que la acoge,
y más libre que el poeta es el lector
que devuelve
mano a mano
cada verso



sé que moriré
ergo sigo escribiendo



brindis por los espacios y tiempos descritos
en el sinfín de la contemplación poética

ante el amanecer conjugado
hasta que anochece y despierta cándido el vocablo
alzo la copa por todo lo visto

ante el camino letrado

y sentado camino
volando bajo tierra
sobre el aire y sus nubes
viendo tras el sol que también hay luces
y tras las estrellas no sólo oscuridad

siento llano, complejo
despierto adormecido el sueño escrito por proscrito
vuelvo a caminar brindando por el todo que es algo
y los algos que vienen de nada
descubriendo la levedad del ser con la gravedad del estar



nada sé
ergo sueño



y lo celebro

viernes, 23 de octubre de 2009

HECHOS INSOLITOS Nº5

"EL CONTADOR"

Hola, me llamo Enrique. 

De antemano recibo vuestras buenas vibraciones y ello reafirma mi voluntad de volcar en palabras lo que desde hace mucho tiempo necesito explicar.

Soy contador. Me siento contador. Contabilizo, cuento, enumero, cuantifico. Llevo una vida normal y corriente, trabajo estable, una hipoteca que aprieta pero no ahoga; tengo dos perros, una iguana y saludo a mis vecinos. Por ahora.

Empecé a contar desde mi adolescencia. Era un hobbie, un mero entretenimiento mientras caminas distraído por la calle; que si ahora cuento cuántos semáforos cruzo, por cuántas panaderías paso, en fin, una distracción sin más originada en la mente imaginativa y volátil de cualquier adolescente.

Poco a poco este entretenimiento fue adquiriendo mayor presencia en mi vida cotidiana; que si cuántos bolígrafos hay en este momento en el aula, ahora a ver cuántos compañeros hay en el patio; multitud de cuentas que sin darme cuenta (oportuna redundancia oximorónica…) cada vez más ocupaban y condicionaban mi comportamiento ahí donde estuviera e hiciera lo que hiciera.

El día que una noche de verano en plenas fiestas del barrio conseguí acabar a solas detrás de unos arbustos del parque con la chica que me gustaba, no pude evitar contar las veces que mi miembro al fin interactivo se introducía en el orificio genital de mi cómplice sexual; por supuesto nunca a nadie he explicado esto pues como he empezado escribiendo, jamás le di más importancia. A partir de ese bello momento tomé conciencia de cómo condicionaba mis vivencias la manía de cuantificarlo todo, pero en vez de sentirme un perturbado o de vivirlo como una desviación lo asumí con naturalidad.

No haré un repaso curricular autobiográfico. Para que os sintáis en mi piel, explicaros que por ejemplo, esta tarde mismo cuando me dirigía a casa desde el trabajo me he cruzado con 526 transeúntes, de los cuales 289 eran mujeres y 237 hombres, he pisado 40 franjas blancas de paso de cebra, he esquivado con acierto 7 defecaciones caninas y he oído 2 insultos, 3 interrogaciones, además de contabilizar 20 papeleras, ah, y 1 ruptura de pareja de la que han resultado 3 reproches no contestados y 2 sí contestados. 

No soy un crack de las matemáticas, sólo sumo; me sirvo de un clic de esos manuales que puedes llevar con disimulo en una mano; una vez tuve un serio problema con la policía porque descubrieron que le daba al clic cada vez que el agente que custodiaba la entrada de la comisaría se rascaba la nariz, entonces el agente una vez percatado de mi cuantificante acción me preguntó que qué ostias estaba haciendo con ese aparato, que qué contaba, que si estaba yo gilipollas y que pa’dentro dame el dni tarao de mierda no serás de la eta…dijo “mecagon” 4 veces.

En fin, continuaré con esta confesión.

He decidido que un día dejaré de contarlo todo, debo vivir la vida libre de esta atadura compulsiva, porque en definitiva, viviendo así, todo queda reducido a una mera enumeración. Las personas siguen siendo personas para mí, pero a la vez son parte del listado que confecciono desde el momento en que decido contabilizar camisetas, pantalones cortos o pecas, por poner ejemplos. Como podréis percibir desde vuestra empatía, a veces no resulta del todo fácil gestionar mis vivencias. Cuando dialogo con alguien, mientras tengo a mi interlocutor enfrente, mi mente cuenta: “2 ojos,1 boca, 2 orejas, etc….”, independientemente de con quien esté hablando contabilizo y puedo seguir la conversación al mismo tiempo sin que el interlocutor se percate de mi desdoblada atención; aunque sepa de sobras que un rostro humano normalmente contiene 2 ojos, 1 boca, 2 orejas, etc…no puedo evitar proceder al recuento anatómico. 

56.559 gotas de estucado tienen las paredes de mi casa.

No presumo de ello. Jamás me ha supuesto una ventaja. 

Cuento, contabilizo, cuantifico, enumero,… 

889 vehículos motorizados transitan en 10 minutos delante de mi casa. 88’9 por minuto, ¿muchos, no?.

Existe una vertiente de la contabilización a la que le añado subjetividad; normalmente procedo de este modo estando en casa, por ejemplo viendo el televisor: cuento 23 mentiras en el discurso del presidente del estado en el que resido, 19 eufemismos en la locución de las telenoticias, 4 insultos graves en una tertulia; son ejemplos…

Hace 10.764 días que vivo.

Han pasado 678 segundos desde el último cigarro.

Hace 25 meses dejé la última relación.

Pararé de contar. 

Puedo…5 letras que deseo, un sentimiento que también se escribe con 5 letras….dice un amigo, lo ha leído en internet, que tengo esta manía por contarlo todo porque soy víctima de un experimento de los servicios secretos estadounidenses (SS) en el que los imperialistas han instalado vía satélite esta función en el cerebro de unos cuantos elegidos mientras nadábamos expectantes en la placenta materna; otra teoría expone que la instalación del contador ha sido vía inyección epidural. Los supuestos cobayas, procedentes de distintos estratos socio-culturales-económicos y elegidos al azar mediante un computador, desarrollan y amplifican esta habilidad durante su vida; el fin de este experimento es aplicar esta contabilización preciso-compulsiva en usos militares para futuras operaciones clandestinas contra el enemigo (o sea todo el planeta) usando estas cobayas compulsivo-contadores, una vez probada su eficiencia, como espías reclutados a su servicio, jajajaja…y yo soy eso, un contador experimental…jajaja…un títere contable, una máquina humana en pruebas esperando el veredicto de algún consejo científico perverso; ¿y si no resulto/ resultamos útiles?, ¿Qué me/nos pasará?.... ¿cesarán el programa de investigación dejándome/nos tirados como juguetes rotos cuantificando hasta el fin de nuestras vidas?, ¿nos desconectarán la función compulsiva y podremos vivir en paz?; ¿cualquier día recibiré un telegrama desde Washington o unos hombres vestidos de negro me secuestrarán para llevarme a un siniestro búnker en el que me enviarán a un país rebelde en oscura misión?, ¿dependo de un presupuesto de defensa?...buf…cuánta ficción, ¿no?... lo que tiene leer internet sin criterio…este amigo lleva medio año sufriendo alucinaciones de lo más absurdas y lo bueno es que se cree que nadie se da cuenta; tendríais que verlo, de repente le da por hacer gestos raros, se cree que nadie lo oye cuando se pone a hablar en idiomas inventados, o cuando va sacando macacos desparasitadores de las cogoteras de la gente. Me explicó su tía abuela Mauricia (con la que me llevo muy bien, me invita a pastas y té en el Club Macramé Libertario) que una vez en la boda de un familiar el susodicho alucinado en medio del rito, cuando el novio iba a dar el sí a la novia, se puso a bailar y cantar un conocido bolero del que omitiré el nombre para no deshonrar la reputación de ese gran cantante puertorriqueño; lo tuvieron que sacar del sacro recinto ante el escándalo de la audiencia.

Probablemente, siendo realistas, lo mío es un don, un talento; mal desarrollado, no debidamente gestionado pero soy así y tomando conciencia de que va a mayores la situación, me dispongo a darle fin. Será un proceso paulatino, sin estridencias.

De momento ha sido aceptada mi propuesta en el cuerpo de agentes rurales como contador de árboles; mi habilidad contadora será útil a la sociedad; he sido destinado a un puesto de vigilancia anti-deforestación para que cuente los árboles del bosque, es un método eficaz para descubrir talas ilegales, sólo hace falta comparar cuentas de un día a otro y si no coinciden los números (a la baja, claro) ello significa que algún desaprensivo ha talado árboles sin permiso. 

Ésta es la única propuesta aceptada de las no pocas presentadas a todo tipo de estamentos oficiales, empresas privadas e incluso amistades con el fin de dar rédito a esta “tara”; las demás no han conocido el éxito pues es evidente que muchas de las funciones calculadoras beneficiosas a la sociedad las efectúan máquinas, computadoras, programas informáticos; contar maletas en el aeropuerto, transeúntes, votantes, lo que sea, son cosas que las mentadas tecnologías sobradamente cumplen con plena eficacia; ¿no?.

Incomprensible la negativa del Instituto de Estadísticas Totales (I.E.T) ante mis servicios; ¿intereses políticos del gobierno?.

Agradezco al Servicio Ocupacional Sistemático (S.O.S) la comprensión hacia mi caso y la confianza depositada en mi futura actividad forestal, remunerada y, repito, muy útil a la sociedad. Una vez realizado el servicio, extinto tras el verano, no volveré a contar jamás. 

Se acabó. 

No puedo evitar sonreír cuando alguien me dice “cuenta conmigo” a lo que respondo “venga, contemos…” jajaja….humor contable… o aquello de “cuéntame”, ¡pero si ya te he contado!, no siempre lo pillan…o cuando llama al timbre el de la compañía de la luz, “buenos días, el contador” y yo respondo “no, el contador soy yo…” jajaja no saben qué decir, me tomarán por chiflado…en fin, dándole humor el tema se lleva mejor.

13 golondrinas vuelan en triangular formación ante mis ojos; qué bella es la vida, qué suprema inteligencia, contadora, ha establecido este orden vital. Porque todo tiene un orden, una cuenta, todo se enumera en sí y para todo. La parte pertenece a un todo enumérico.

La corroboración sumarial, el listado del caos ordenado que engrana la multitud de elementos que conforman la totalidad de lo que nos rodea. Eso es lo que busco, hallo y recuento.

Por eso cuento; porque continuamente confirmo la esencia misma de las “cosas” halladas en su lugar, en su precisa ponderación numérica. Es incluso una cuestión filosófica de raíz; el objeto, el sujeto, el ente, el individuo (¿indivisible dualidad?), la materia forma “UNOS”, unidades. Y yo las cuento, como todos contamos, sólo que mi espíritu escéptico, automático cuantificante, necesita cada vez más corroborar la situación existente de todos los “UNOS”.

Cuánto daño ha hecho eso de Uno y Trino; o se es uno o son tres. Obvio.

145 migas de pan quedan en el plato tras la merienda.
78 segundos han pasado desde el último cigarrillo.

6 rings suenan en mi móvil pero no pienso contestar pues 3 veces hemos intentado volver y 4 me he arrepentido.

Recuerdo aquél día en el que ejerciendo mi derecho al voto y una vez depositada la correspondiente papeleta en la urna, pude corroborar tras una rápida comparativa de sumas entre el contenido de la misma y la lista del censo, y tras decirme el consonante de mesa (sito entre la vocal y el apóstrofe oficial) que yo era el último votante que venga chaval la final de la liga ya ha empezado vota rápido, me di cuenta que ambas cantidades no coincidían. Había más votos que censados. Así lo denuncié en su momento. Obviamente me enviaron a pelar manzanas, pero la cosa no quedó allí; expuse mi queja al Tribunal Urnamentístico Perital Exo-Regio (T.U.P.E.R) y una vez probada mi queja con las irrefutables pruebas gráficas tomadas con mi cámara Pikon ( de 234 megapíxels aunque yo he contado 233, hecho también denunciado aunque ello ocuparía otro capítulo…) a escondidas de los corruptos miembros léxicos de turno, quedaron anuladas esas elecciones generales. Haciéndose eco toda la Comunidad Internacional (C.I) como fruto de una intensa campaña de sensitivación global, el caso resonó en los medios extranjeros y el presidente de los Unidos Estados de Alérica (U.E.A) amenazó con bombardear los polos norte y sur, con la consiguiente inundación de nuestras urbanizadas costas, si el gobierno del estado en el que resido no repetía los comicios esta vez vigilados por entrenados contadores humanos proporcionados por el departamento de inteligencia de su ingerente gobierno. Sí, existen los contadores humanos, pero no son fruto de un experimento vía satélite o epidérmica, quede claro…

Así es como fui famoso durante unas semanas, mi retrato apareció en todos los diarios y el programa de televisión realista “Pasando Está” me entrevistó espontáneamente en directo en la ducha de casa tras entrar por la ventana abierta que da a la calle el cámara y su compañera periodista; gente maja, la verdad.

Así es como nunca más tendré derecho a recibir prestaciones, créditos o ventajas en las listas de la seguridad social; así es como recibo amenazas telefónicas en las que una voz rasposa me dice “cacahuetes, cacahuetes” mientras de fondo se oye lo que parece una cafetera; no capto el mensaje concreto, la verdad, pero lo tomo como una amenaza directamente perpetrada desde algún despacho resentido.
Así es como un misterioso cartero, una soleada mañana, deslizó bajo la puerta una misiva en la que escrito con sangre se leía la frase “empieza a contar los días que te quedan”; preocupante…

Para no faltar a la verdad (que suele ser una aunque no nos lo acabemos de creer) y en sintonía con este momento de apertura personal, confesaros el deseo de concluir con un acto lleno de poesía esta larga etapa como empedernido contador. Una vez finalizado mi servicio forestal, iré a un lugar exento de contaminación lumínica lejos de la ciudad y en plena noche contaré las estrellas, todas y cada una, contaré esas navegantes incansables del firmamento celestial, compañeras de tiempos remotos; apuntaré en un papel la cantidad, entregaré la nota en las taquillas del depósito de Objetos Acompañantes del Difunto (A.O.D en inglés) del tanatorio de mi barrio para que en la transitoria jornada en la que encapsulen mi cuerpo inerte dispuesto a la cremación incluyan el papel que se fundirá con las cenizas corpóreas; como acto ulterior que estas cenizas sean lanzadas de noche bajo un cielo estrellado. 

Bello.

Agradeceros el tiempo destinado a esta lectura (aproximadamente entre 10 y 13 minutos hasta este punto) y la decodificación de este gran número de letras dispuestas en lógico orden dando sentido al texto.


“ vivimos la vida como una cuenta atrás,
es mejor quizás perder la cuenta;
vivimos la vida contando los pasos
y no alcanzamos a caminar.”

(Nebur Sorg)

Gracias.




HECHOS INSÓLITOS Nº 6-

El hombre que defecaba dinero

Juan Alberto Blesa Martín, ciudadano trabajador, padre de familia, es el primer caso de exoeconofagia, o defecación involuntaria de dinero (via rectal claro), oficialmente registrado.
Hace cinco años, casualmente por estas fechas, se declaró un caso de esta extraña enfermedad aunque no alcanzó visos de credibilidad dado que el afectado no pudo ante notario certificar su mal pues falleció en un misterioso accidente aéreo ocurrido, sospechosamente también por estas fechas, en las islas Kuy (Indonesia Exterior) donde pasaba unas vacaciones; pocas horas después de avisar sms a los servicios sanitarios desde su bungalow alquilado en un islote y aislado de las tribus hostiles nativas, de la masiva defecación de dinero que estaba destrozando su recto, su avioneta se estrellaba contra el mar.
 Es sabido actualmente, y así lo certifican los experimentos realizados con dobermans estrábicos, que la tinta del papel moneda corroe sobremanera las paredes groso-intestinales, así como también las monedas en curso, además del riesgo de que las de céntimo de euro se depositen en el apéndice. El afectado anónimo pidió urgentemente una hospitalización en su país de origen pues literalmemente “no me fío de estos y por algo pago mi mutua ¡c*ñ*!…”, así como información fiscal sobre la declaración de dinero aparecido por defecación espontánea sin previa impresión desde los países emisores y la posibilidad de enviarlo con una bolsa hermética a sus cuentas suizas. En principio y hasta que algún organismo vivo se pronuncie al respecto, el dinero defecado es ilegal, pero como se ha comprobado en cada oficina emisora de cada país monetariamente defecado, los billetes y las monedas llevan impreso números consecutivos con sus respectivas impresiones…increíble….un hecho que se salta cualquier reglamentación y legalidad vigentes en cualquier estado emisor de dinero; un hecho insólito que en el caso de convertirse en una epidemia podría suponer un serio peligro para los pilares de los sistemas financieros nacionales e internacionales, crearía todo un desbarajuste económico con los consiguientes efectos secundarios en todo el planeta economizado, esto es, inflación/devaluación masiva, pérdida del control sobre el líquido por parte de los bancos y estados, autogestión incontrolada del dinero por parte de la ciudadanía, vamos, un caos; la gente podría disponer del dinero que quisiera en función de la capacidad deyectora de cada uno, todo un exceso para los parámetros lógicos sobre los que construimos nuestra sociedad; las personas afectadas podrían crear auténticos bancos de dinero negro, traficando con las divisas defecadas sin ningún control, un estado dentro del estado por si no hay ya estados dentro del estado; algo que quebranta las normas de cualquier sistema democrático o totalitario, un hecho filosófico que trae de cabeza (nunca mejor dicho) a filósofos, a los consejos de sabios recién recuperados en los países avanzados y sub-avanzados; un maná de falsa esperanza pàra las naciones ultra-sub-avanzadas pues ahora sólo falta que alguna farmacéutica desaprensiva (menos mal que son las menos) invente la píldora que provoca la exoeconofagia e introduciéndola sabiamente en círculos marginales, almas sin ética la vendan al mejor postor quien podrá “disfrutar” de la defecación a voluntad de dinero, un desastre… un manantial de codicia en manos de la gente, corruptela sin control por doquier.

 El estado y sus socios bancarios, en íntima correlación per se, se apresuran a aprobar un código penal específico con toda la jurisprudencia sobre el caso. Como aperitivo a nuestros hambrientos lectores, avanzamos algunos puntos ahora, aquí, en primicia escrita:

Art.2- todo aquél afectado de exoeconofagia deberá informar a las autoridades sanatorias pertinentes.

Art.2-1- al primer síntoma que llame

Art.3-5-quien retrase en informar y así sea descubierto por los cuerpos policiales creados para controlar, escoltar y vigilar a los afectados o sea denunciado por algún ciudadano colaborador de la negligencia tal será juzgado por rebelión y sometido a la Ley Punible de Graves Delitos Contra el Estado (L.P.G.D.C.E).

Art.6-3-el dinero defecado será destruido según el protocolo de actuación pendiente de aprobación, antes no.

Art.6-4-no hay excepción ante ninguno caso excepcional. 

Art.9.66- el C.A.C.A.S (Cuerpos Automáticos de Control Asistencial y Seguridad) es el cuerpo policial referenciado en el artículo 3-5; sus miembros dispondrán del siguiente equipamiento de uso obligatorio:

-máscara anti-gas / esposas aromáticas fétido-neutralizadoras / enemas con dispositivo magnético para sustracción de materia monetaria no defecada / escobillas del wáter / cuñas hospitalarias /kit médico de hipnosis a distancia.


El vademécum internacional aún no contempla ningún remedio para la exoeconofagia; esperamos la rápida acción curativo-preventiva de los organismos farmacéuticos en también íntima y efectiva colaboración inter-institucional.

Volviendo al primer caso oficialmente declarado, J.A Blesa Martín ha sido ingresado debidamente y en estos momentos se halla en observación. Como ha explicado el afectado a nuestro redactor en una entrevista personal, cuando informó a su esposa e hijos de su sorprendente (y no menos dolorosa) evacuación, creyeron haber encontrado milagrosamente la solución a la penosa situación económica que como en otras muchas familias patrias imposibilita la consecución de una vida digna en la que disfrutar de ahorros, permitirse vivir holgadamente, pagar los estudios en el extranjero de los hijos e incluso, porqué no, una tercera residencia estival en un pueblo costero sobre-urbanizado.

Como apunte humano a la historia, como contrapunto sociológico sobre el comportamiento humano en este artículo riguroso, ilustra esta historia y los próximos casos que puedan darse, el extraño proceso emocional en que el afectado y su ámbito personal se ven inmersos; agobiados por el dilema moral de mantener en secreto la enfermedad y así poder beneficiarse, a costa de la salud del defecante, de la súbita riqueza proporcionada, todo un abanico dicotómico se abalanza sobre las personas arrastrándolas en un mar de confusión ética individuo vs sistema, … y tras este apunte que justifica la humanidad de este artículo, volvemos al objeto central de la noticia. Según Juan: “primero sentí que nos había tocado la lotería, pero enseguida me di cuenta de que esto es un castigo…una desgracia…he llegado a defecar fajos del grosor de una funda de gafas, con goma elástica y todo…”.

No debe ser agradable, ciertamente.

Algunos tertulianos radiofónicos comentan el mal gusto de la naturaleza burlándose de la creación humana, que como es posible que se desencadene un proceso en el que como resultado hay que limpiar la mierda de los rostros impresos de ilustres personajes mundiales, que como es posible que un órgano digestivo disponga de la inteligencia necesaria para fabricar papel o piezas de metal, imprimirles unos caracteres, unos dibujos y via anal deposite al mundo unas copias exactas a los originales fabricados con muchas máquinas y tecnología punta.

Insólito.

El McRamey Institute for Strange Things Earth Round Year (M.I.S.T.E.R.Y) haciendo uso de orangutanes (casualmente indonesios) para sus pruebas clinicológicas, está experimentando el desarrollo de la exoeconofagia provocada con el fin de dar con la solución y con una plausible vacuna preventiva.

La vacuna para no defecar dinero será inmediata implementación masiva y gratuita en la toda la población, incluyendo recién nacidos y enfermos terminales.

Los gobiernos planetarios, en caso de ser un éxito el experimento, plantean la supresión de las fábricas de billetes y monedas convencionales (con la lógica despedida de miles de trabajadores fieles y honestos) para sustituir el método de producción por seres vivos especialmente tratados para el caso, preferentemente grandes mamíferos, sino incluso humanos castigados por la ley como contemplan los EUA (Estados Únicos de Arémica). Los países en los que no habitan grandes mamíferos han planteado sus quejas. La India, Siberia Oriental (que ya está clonando mamuts en serie) y Japón (que posee los derechos sobre todas las ballenas nadadoras del mundo) son las primeras en demoler sus fábricas convencionales de dinero exultantes ante el pronto éxito del ensayo cliniquista.


 J.A Blesa Martín ha firmado un contrato con una conocida productora de televisión para ofrecer entrevistas en todas las franjas horarias posibles en cuanto salga del hospital, protagonizar un espectáculo-realidad (antes conocidos como reality-show) y anunciar una marca de laxantes (DINEROL).

 En la misma entrevista personal con el redactor, ha comentado la gran lección moral que está sonsacando de la vivencia, como él mismo dice: “la avaricia rompe el saco (sic)”.

El F.M.I (Fondo Mandatario Internacional) ha publicado una nota en todas las agendas del próximo año, de venta en papelerías y gasolineras, en la que ilustra con unos versos en métrica medieval el lado poético del dinero y la necesidad del ser humano de tener fe en las instituciones desde la confianza y la humildad, pues seguramente la exoeconofagia es la prueba de que dios existe y nos castiga por nuestra avaricia sin límites, que para eso existen ellos para ponerle límites con tipos de interés; todo ello en métrica asonante.

Les mantendremos informados.


HECHOS INSÓLITOS Nº 6-

El hombre que defecaba dinero

Juan Alberto Blesa Martín, ciudadano trabajador, padre de familia, es el primer caso de exoeconofagia, o defecación involuntaria de dinero (via rectal claro), oficialmente registrado.
Hace cinco años, casualmente por estas fechas, se declaró un caso de esta extraña enfermedad aunque no alcanzó visos de credibilidad dado que el afectado no pudo ante notario certificar su mal pues falleció en un misterioso accidente aéreo ocurrido, sospechosamente también por estas fechas, en las islas Kuy (Indonesia Exterior) donde pasaba unas vacaciones; pocas horas después de avisar sms a los servicios sanitarios desde su bungalow alquilado en un islote y aislado de las tribus hostiles nativas, de la masiva defecación de dinero que estaba destrozando su recto, su avioneta se estrellaba contra el mar.
 Es sabido actualmente, y así lo certifican los experimentos realizados con dobermans estrábicos, que la tinta del papel moneda corroe sobremanera las paredes groso-intestinales, así como también las monedas en curso, además del riesgo de que las de céntimo de euro se depositen en el apéndice. El afectado anónimo pidió urgentemente una hospitalización en su país de origen pues literalmemente “no me fío de estos y por algo pago mi mutua ¡c*ñ*!…”, así como información fiscal sobre la declaración de dinero aparecido por defecación espontánea sin previa impresión desde los países emisores y la posibilidad de enviarlo con una bolsa hermética a sus cuentas suizas. En principio y hasta que algún organismo vivo se pronuncie al respecto, el dinero defecado es ilegal, pero como se ha comprobado en cada oficina emisora de cada país monetariamente defecado, los billetes y las monedas llevan impreso números consecutivos con sus respectivas impresiones…increíble….un hecho que se salta cualquier reglamentación y legalidad vigentes en cualquier estado emisor de dinero; un hecho insólito que en el caso de convertirse en una epidemia podría suponer un serio peligro para los pilares de los sistemas financieros nacionales e internacionales, crearía todo un desbarajuste económico con los consiguientes efectos secundarios en todo el planeta economizado, esto es, inflación/devaluación masiva, pérdida del control sobre el líquido por parte de los bancos y estados, autogestión incontrolada del dinero por parte de la ciudadanía, vamos, un caos; la gente podría disponer del dinero que quisiera en función de la capacidad deyectora de cada uno, todo un exceso para los parámetros lógicos sobre los que construimos nuestra sociedad; las personas afectadas podrían crear auténticos bancos de dinero negro, traficando con las divisas defecadas sin ningún control, un estado dentro del estado por si no hay ya estados dentro del estado; algo que quebranta las normas de cualquier sistema democrático o totalitario, un hecho filosófico que trae de cabeza (nunca mejor dicho) a filósofos, a los consejos de sabios recién recuperados en los países avanzados y sub-avanzados; un maná de falsa esperanza pàra las naciones ultra-sub-avanzadas pues ahora sólo falta que alguna farmacéutica desaprensiva (menos mal que son las menos) invente la píldora que provoca la exoeconofagia e introduciéndola sabiamente en círculos marginales, almas sin ética la vendan al mejor postor quien podrá “disfrutar” de la defecación a voluntad de dinero, un desastre… un manantial de codicia en manos de la gente, corruptela sin control por doquier.

 El estado y sus socios bancarios, en íntima correlación per se, se apresuran a aprobar un código penal específico con toda la jurisprudencia sobre el caso. Como aperitivo a nuestros hambrientos lectores, avanzamos algunos puntos ahora, aquí, en primicia escrita:

Art.2- todo aquél afectado de exoeconofagia deberá informar a las autoridades sanatorias pertinentes.

Art.2-1- al primer síntoma que llame

Art.3-5-quien retrase en informar y así sea descubierto por los cuerpos policiales creados para controlar, escoltar y vigilar a los afectados o sea denunciado por algún ciudadano colaborador de la negligencia tal será juzgado por rebelión y sometido a la Ley Punible de Graves Delitos Contra el Estado (L.P.G.D.C.E).

Art.6-3-el dinero defecado será destruido según el protocolo de actuación pendiente de aprobación, antes no.

Art.6-4-no hay excepción ante ninguno caso excepcional. 

Art.9.66- el C.A.C.A.S (Cuerpos Automáticos de Control Asistencial y Seguridad) es el cuerpo policial referenciado en el artículo 3-5; sus miembros dispondrán del siguiente equipamiento de uso obligatorio:

-máscara anti-gas / esposas aromáticas fétido-neutralizadoras / enemas con dispositivo magnético para sustracción de materia monetaria no defecada / escobillas del wáter / cuñas hospitalarias /kit médico de hipnosis a distancia.


El vademécum internacional aún no contempla ningún remedio para la exoeconofagia; esperamos la rápida acción curativo-preventiva de los organismos farmacéuticos en también íntima y efectiva colaboración inter-institucional.

Volviendo al primer caso oficialmente declarado, J.A Blesa Martín ha sido ingresado debidamente y en estos momentos se halla en observación. Como ha explicado el afectado a nuestro redactor en una entrevista personal, cuando informó a su esposa e hijos de su sorprendente (y no menos dolorosa) evacuación, creyeron haber encontrado milagrosamente la solución a la penosa situación económica que como en otras muchas familias patrias imposibilita la consecución de una vida digna en la que disfrutar de ahorros, permitirse vivir holgadamente, pagar los estudios en el extranjero de los hijos e incluso, porqué no, una tercera residencia estival en un pueblo costero sobre-urbanizado.

Como apunte humano a la historia, como contrapunto sociológico sobre el comportamiento humano en este artículo riguroso, ilustra esta historia y los próximos casos que puedan darse, el extraño proceso emocional en que el afectado y su ámbito personal se ven inmersos; agobiados por el dilema moral de mantener en secreto la enfermedad y así poder beneficiarse, a costa de la salud del defecante, de la súbita riqueza proporcionada, todo un abanico dicotómico se abalanza sobre las personas arrastrándolas en un mar de confusión ética individuo vs sistema, … y tras este apunte que justifica la humanidad de este artículo, volvemos al objeto central de la noticia. Según Juan: “primero sentí que nos había tocado la lotería, pero enseguida me di cuenta de que esto es un castigo…una desgracia…he llegado a defecar fajos del grosor de una funda de gafas, con goma elástica y todo…”.

No debe ser agradable, ciertamente.

Algunos tertulianos radiofónicos comentan el mal gusto de la naturaleza burlándose de la creación humana, que como es posible que se desencadene un proceso en el que como resultado hay que limpiar la mierda de los rostros impresos de ilustres personajes mundiales, que como es posible que un órgano digestivo disponga de la inteligencia necesaria para fabricar papel o piezas de metal, imprimirles unos caracteres, unos dibujos y via anal deposite al mundo unas copias exactas a los originales fabricados con muchas máquinas y tecnología punta.

Insólito.

El McRamey Institute for Strange Things Earth Round Year (M.I.S.T.E.R.Y) haciendo uso de orangutanes (casualmente indonesios) para sus pruebas clinicológicas, está experimentando el desarrollo de la exoeconofagia provocada con el fin de dar con la solución y con una plausible vacuna preventiva.

La vacuna para no defecar dinero será inmediata implementación masiva y gratuita en la toda la población, incluyendo recién nacidos y enfermos terminales.

Los gobiernos planetarios, en caso de ser un éxito el experimento, plantean la supresión de las fábricas de billetes y monedas convencionales (con la lógica despedida de miles de trabajadores fieles y honestos) para sustituir el método de producción por seres vivos especialmente tratados para el caso, preferentemente grandes mamíferos, sino incluso humanos castigados por la ley como contemplan los EUA (Estados Únicos de Arémica). Los países en los que no habitan grandes mamíferos han planteado sus quejas. La India, Siberia Oriental (que ya está clonando mamuts en serie) y Japón (que posee los derechos sobre todas las ballenas nadadoras del mundo) son las primeras en demoler sus fábricas convencionales de dinero exultantes ante el pronto éxito del ensayo cliniquista.


 J.A Blesa Martín ha firmado un contrato con una conocida productora de televisión para ofrecer entrevistas en todas las franjas horarias posibles en cuanto salga del hospital, protagonizar un espectáculo-realidad (antes conocidos como reality-show) y anunciar una marca de laxantes (DINEROL).

 En la misma entrevista personal con el redactor, ha comentado la gran lección moral que está sonsacando de la vivencia, como él mismo dice: “la avaricia rompe el saco (sic)”.

El F.M.I (Fondo Mandatario Internacional) ha publicado una nota en todas las agendas del próximo año, de venta en papelerías y gasolineras, en la que ilustra con unos versos en métrica medieval el lado poético del dinero y la necesidad del ser humano de tener fe en las instituciones desde la confianza y la humildad, pues seguramente la exoeconofagia es la prueba de que dios existe y nos castiga por nuestra avaricia sin límites, que para eso existen ellos para ponerle límites con tipos de interés; todo ello en métrica asonante.

Les mantendremos informados.


ARTÍCULO- ARQUEOLOGÍA INTENSIVA

1937, Laponia Occipital.

Unos pastores sami en plena trashumancia estival desentierran del permafrost ártico una piedra de grandes dimensiones cuya superficie contiene unas extrañas inscripciones cuniformes. Consiguen por la entrega de la gélida piedra la libre gestión, exenta de impuestos, de sus ancestrales tierras y el derecho a recibir clases presenciales de sueco, de obligada asistencia.

Los primeros receptores de la enigmática roca y máximos beneficiados del polémico trueque, son dos intrépidos arqueólogos suecos de gran fama local: Thomas Strönganus y Pieter Kantemör. Tras meses de intensa investigación decodificadora, comparando el material ignoto con huellas heladas de mamut, logran transcribir el mensaje inscrito y descubren, para honra de la profesión y de sus familias, la completa narración de la leyenda mítica del pueblo Sklingon, tribu primigenia de la cual surgen en radial árbol etno-genealógico todos los demás pueblos que posteriormente a su existencia conquistarían Europa. 

Por los siglos de los mismos se ha transmitido oralmente, de generación en degeneración, esta leyenda exenta de cualquier otro fundamento que no sea la invención humana. Ésta da cuenta del origen y génesis de tan magno acontecimiento en la historia mitológica y a raíz de ese descubrimiento, el suceso pasa a tener valor científico como objeto de estudio y aprendizaje en el sistema educaocasional. 

He aquí para congratulación de todos vosotros, avispados* lectores, los pasajes que arbitrariamente he considerado más interesantes:



“Oráculo 1.

La confluencia de Mortion con la estrella de la Luz Mayor augura el nacimiento de nuestro futuro rey. Alabada sea esta nueva. 

Te llamarás Odrofosio II, pues ya hubo uno antes que tú, pero no pasa nada. Hijo de la princesa guerrera Clitoria y de Skrotor, el León de los Glaciares Inderretibles, traerás gloria a nuestro pueblo y en tu honor montaremos las primeras fiestas populares con alcohol a raudales, música hasta el amanecer, peñas recreativas en las chozas y corridas de renos embolados.

El fuego cósmico hace de tí el corazón ardiente que moldeará nuestro destino como pueblo; oh, Odrofosio II, conquista lo inconquistable y trae paz, amor y comida.



Oráculo 2.

Te coronaste rey con la magna valentía que emana de tu signo estelar. 
Fuiste al bosque de Hujarl, a la hora concreta, mataste en duelo al mago maléfico Frostor, cogiste su espada forjada en los fuegos del infierno que siempre quema y partiste en dos la piedra del mal, como en su día intentaron muchos mas en la pugna perecieron o sucumbieron a los gritos transformadores de la carne de los ogros Korkis, custodios por los tiempos de los tiempos de la piedra del mal.

Interiorizaste bien las instrucciones para lograr tal gesta: cabalgar en solitario cinco días con sus noches; comer carne cruda, decapitar a todos los humanos que se cruzaran en tu camino sin discriminar por motivos de edad, género o coloración de la piel; rezaste con tal devoción que tu bendito cuerpo levitaba cual clavel de las estepas mecido por las brisas de la fe, auspiciado por los dioses y las hadas voladores que sólo hablan con quienes creen en ellas, iluminado por las luces flotantes de colores en la larga noche invernal.



Oráculo 58.

El día de tu boda con Blindgkä, hija de Formöl I el Conservador y Stukkatta III reina de los Vulfios (pueblo lobo), sacrificamos diez bueyes, escuchamos al poeta chamán, ingerimos hierbas mágicas y danzamos extasiados hasta el amanecer batiendo nerviosamente nuestras mandíbulas a la par que nuestras pupilas dilatadas lo veían todo, todo, todo.

Escuchamos atentamente vuestra unión corporal deseando participar de tan divino acto.



Oráculo 116.

Y no es más temible el toro que acomete muchas veces sino el que acierta a la primera.

Que no vuelvan los seres del extra-mundo con sus pájaros redondos en llamas que adoptando nuestro idioma explican chistes malos, prometen un futuro mejor y sólo quieren que les caigamos bien para construir en nuestros valles extrañas y gigantes chozas de varios pisos, valladas con hierros finos; horadan el suelo sagrado rellenando los agujeros con agua pura para bañarse después portando extrañas telas en sus cinturas; consumen brebajes blasfemos que les modifican el habla; estiran sus cuerpos inertes bajo el sol para modificar el color de su piel a fuerza de quemarse.

Están locos estos extranjeros.

Förjenson, la hija del herrero, vio el otro día a un ser del extra-mundo contemplar un papel mágico en el que estaba nuestra aldea copiada pero en pequeño y estábamos todos nosotros duplicados también, en pequeño, congelados nuestros cuerpos y todas las cosas, como si ese papel detuviera el tiempo para la eternidad. Se puede ver el pasado.

Estos extranjeros ahora hacen más agujeros pero no los rellenan con agua, hacen un agujero pequeñito en otro campo adyacente y con un palo fino de hierro golpean una bola pequeña rugosa tratando de meterla en el segundo agujero aunque a veces lo meten en el primero.

Hablan a unos aparatos rectangulares que se colocan normalmente en el oído izquierdo; les hablan y esperan respuesta; cuando no lo hacen los colocan cerca de sus cuerpos tostados y cada cierto tiempo los miran como si los poseídos objetos escuchadores en cualquier momento desvelaran alguna información.

Están locos.

…. 

Oráculo 557

Un cataclismo acontecerá cuando en un país allende las montañas centrales de las tierras bajas, rodeado de aguas templadas, gobernado por los seres del extra-mundo trasmutados en humanos que divididos en dos tribus se alternan en el poder asemejando opositoras pero realmente unidas por oscuros tratados están y amigos son, un cuadillo de demoníaca faz y bigote siniestro (a imitación de un anterior rey tirano aspirante a mil años de reinado) recupere el poder perdido para destruir el mundo cabal tal como lo conocemos y tiranizar las tribus del rededor. 



Oráculo 558

Dos altas torres sacrificará el rey de las tierras del oeste para adueñarse del mundo.



Oráculo 2377

Mágicas cifras de engaño seducirán las noches del insomne ante el cuadrado iluminado, pedestal de codicia

….


Cuenta la leyenda que Odrofosio II el Máximo, a partir de ahora Odro, logró reunir unos ejércitos tan grandes que nada más verlos los enemigos se batían en retirada; los enemigos, claro.

Dicen que allá por dónde pasaban las hordas sklingons crecía la hierba; enigmático el poder fertilizante de las herraduras sklingon. Un laboratorio de la red Macrostudios Paramount, gracias a la tecnología clónico-replicante, ha podido reproducir una herradura a partir de otra hallada en algún prado escandinavo con el objetivo de comprobar el poder fertilizante de las piezas equinas; el experimento ha sido un fracaso por lo que la famosa multinacional no podrá, como se propuso, comercializar la herradura-abono en los países desarrollados siendo una lástima la verdad.

Para más información os remito bibliografía complementaria respecto al tema; sirva este escrito como introducción alentándoos a la investigación por cuenta propia:


-Introducción a la Jardinería Paleolítica. (Mathias Werner)/ Ed. Mosca Letal. 1976. 

-Libros Mojados (Albo Cata). Colección Nacho Pidal / Ed. La Historia también es Erotismo. 2008. 

-Sudokus clave en la interpretación antropológica contemporánea. (Anónimo)/ Ed. Corazón de Melón. 1984



Como breve y humilde apunte auto-curricular sépase que programo conferencias a domicilio en las que podemos debatir apasionadamente sobre temas aderezando la velada con alcohol y lo que surja. Coopero en tertulias radiofónicas de manera altruista; sigo con atención los últimos adelantos en literatura; soy un experto sklingólogo. 

Como decía Odro: “venid conmigo y sabréis lo que es bueno”.

Saludos.


(* del latín avispus, según el diccionario oficial del estado (D.O.E): "aquél cuya perspicacia intelectual es comparable al aguijonazo de una avispa")

domingo, 23 de agosto de 2009

HECHOS INSÓLITOS Nº4- EL HOMBRE QUE SUFRÍA ALUCINACIONES

Hola tú que lees.

Me llamo Mario, de apellidos Cabanillas Sánchez; lo siguiente que procedo a narraros viene sucediendo desde hace aproximadamente seis meses.

Un mediodía estando en casa, tras echar la siesta del carnero (la de después de comer y que mejor sienta), me disponía a disfrutar de una musaca griega previamente descongelada, aquél día más que nunca pues me había prometido no alimentarme más ya de congelados por muy atractivo que sea el contenido o barato y socorrido su cometido; como digo, en el justo momento en que hincaba el primer bocado al plato, noté con el pie algo debajo de la mesa; justo en una pata de la mesa Ifea modelo Göljkor descubría una berenjena perfectamente apoyada; he ahí cuando dos profundas dudas me asaltaron al medio segundo de percibir aquella espontánea verdura depositada con evidente premeditación. A saber: 1) en esta casa no habita nadie más que servidor, y si yo no la he depositado ahí, ¿quién pues?... y 2) odio las berenjenas, tanto por su sabor como por su aspecto y si yo no la he depositado ahí, ¿Quién lo ha hecho, conoce mis aversiones?; al cabo de otro segundo me asaltó una tercera duda: 3) si alguien había entrado en el piso, seguramente durante mi siesta, ¿por qué mandangos había realizado tal acción entonces?; una vez pasado el inicial pasmo, mientras reflexionaba tratando de analizar la situación y disponía a sacar la antipática verdura de debajo la mesa, una cuarta duda asaltó mi mente: ¿era algún tipo de mensaje conteniendo algún descifrable significado?. Fue ésta sosegada duda la que hizo que me pusiera en pie, mano en barbilla, intentando extrapolar desde la abstracción cualquier mensaje encriptado en la susodicha escena más propia de cualquier museo vanguardista, sección poemas visuales.

Y ahí quedó todo. Desvié la mirada dos segundos hacía el techo, atento a los jadeos y consiguientes golpes de algún tresillo (en sincopado traqueteo-crescendo) en el suelo vecinal superior producidos por el desahogo copular de mis ociosos vecinos, cuando al dirigirme de nuevo al objeto de estudio, descubría atónito la súbita desaparición del cuadro.

No había berenjena. Volatilizada. Desaparecida.

Ese es el inicio de una concatenación de imágenes y acciones que os va a parecer digna del más psicodélico capítulo de cualquier serie de dibujos animados de la era soviética que tan pedagógicamente amenizaron mi infancia y gratamente estimularon la imaginación desde temprana edad.

Absorto todavía en mi cavilación sobre el destino y proceder de la berenjena, me dirigí a la cocina y cuál fue mi estupefacción cuando hallé ante mí, ocupando todo el reducido espacio destinado a los menesteres culinarios, un tiovivo girando rápidamente, iluminado por todo lo alto y transportando en frenéticas rotaciones a mi abuelo vestido con un frac rosa, tulipán negro en una mano y un ejemplar de Mortadelo y Filemón en la otra; rotaba mi abuelo preso del frenesí saludándome efusivamente, invitándome de viva voz a subir a la desbocada atracción; sudor frío, escalofríos, mi mente no asimila. José, mi jovial abuelo, nada más pronunciar mi nombre diez veces del revés empieza a vomitar sin perder la compostura ni ambos objetos de sus manos a la vez que perdura en su entrañable sonrisa; parece extasiado, embriagado diría incluso. De repente, del falso techo de yeso surge una brecha partiendo la cocina en dos y desde una radiante luz rojo pastel bajan tres boinas verdes perfectamente equipados con cuerdas; arriesgando sus vidas rescatan a mi abuelo con admirable profesionalidad haciendo gala de un cálculo operativo envidiable que permite a los competentes militares evitar las embestidas del tiovivo; en un segundo lo rescatan del micky mouse para irse con el octogenario difunto por dónde habían llegado.

Muchas emociones en poco rato; abro la nevera, necesito un vaso de leche fría. La cocina intacta. El techo intacto. Los vecinos no se quejan. Qué extraño todo…

Llevado por el instinto decido llamar a mi mejor amigo para contárselo y de paso cerciorarme de que aún pertenezco a la dimensión real. Descuelgo el aparato y nada más apoyarlo en la oreja noto que éste se deshace cual mantequilla, lo aparto rápidamente; un líquido viscoso corre cartílago abajo, el aparato se pega a mis manos y con violentos ademanes consigo despegarme de él; el hilo telefónico se ha transformado en chicle; desde un punto impreciso de la habitación suena “Aires de Fiesta” de Karina…oh madre mía…no doy crédito…más que miedo siento pasmo, igual que si me encontrara en una atracción, pero a diferencia de haber acudido previo pago a disfrutar de la atracción por propia voluntad (que el conciente se encarga de recordarte que se trata de un mero y fiable juego recreativo), esta vez siento que los sucesos, las percepciones, lo que palpo, escapa a mi razón empírica, y, lo que es más grave e increíble, es que esta sucesión de imágenes, de acciones, es incontrolable, arbitraria, no se corresponde con moldes preconcebidos, en mayor o menor medida lógicos, que se supone pertenecen a la realidad circundante y aprendida.

No sé si me explico…

El chicle telefónico se ha enredado en las chanclas; tropiezo; caigo al suelo; la mítica canción injustamente olvidada se encadena en fundido con un adagio andante de Albinoni; a la vez, como ha sucedido con mi apreciado teléfono de baquelita (tan costoso de encontrar en las tiendas de segunda mano…) la pintura de la habitación se derrite y empieza una coreografía de ladrillos en movimiento al son de los violines del precioso adagio; los andantes ladrillos sobresalen de la pared demostrando en su movimiento una inorgánica intención por salirse de la lisa y vertical pared; bailan; unos salen, otros se adentran aún más en la deconstruida pared, todos sincopados con la música…de los cajones de la mesita del teléfono aparecen unos langostinos que hábilmente se encaraman con gracia y escalan la pared para copular en una bucólica danza con los ladrillos; en estas vuelve a aparecer mi abuelo que haciendo eses y sin abandonar la senil sonrisa me muestra una botella de sidra, “…va por ti…” me dice, brinda al aire, vacía su contenido y se va tan pancho…siento un escalofrío, la piel de mis brazos se ha tornado naranja, puedo comprobar por el espejo (Ifea también) que el cabello se me ha erizado y los langostinos más atrevidos saltan hacia mi pelo…lo sé…por ahora esta narración os parecerá inverosímil…puedo juraros que no consumo sustancias psicotrópicas, ni sufro una depresión que me lance a los abismos de la invención como proyección alteradora de una realidad mísera y frustrante de la que pretenda huir…hace poco hice vacaciones, tengo una vida agradable, un trabajo que me gusta, gozo de relaciones sexuales compartidas una vez, mínimo, por semana…no encuentro más justificación ni explicación auto-diagnóstica a estos hechos insólitos…por supuesto nadie, nadie, sabe nada de esto, a partir de ahora sólo vosotros, anónimos lectores.. no los contaré a ningún médico, ni loco…ni a ningún amigo pues no deseo hallar en sus miradas, en su comportamiento, un viraje hacia la duda en su amistad y valoración hacia mi persona.

En eso quedó todo esa memorable tarde pero como he escrito al principio, estas singulares alucinaciones, potentes en su proyección y contenidos, vienen dándose a diario desde hace medio año; no se circunscriben tan sólo al ámbito doméstico. He aprendido a convivir con ellas; he aceptado su intromisiva naturaleza en mi cotidianeidad. No alteran el rumbo de mi vida personal; soy el único espectador y nadie más puede compartirlas, al menos que yo sepa. Empiezo a sospechar de que a más personas les sucede lo mismo; como dicen, la procesión va por dentro, así que nunca se sabe, no seré el único, o sí…me da igual; vivo tranquilo, ello no ha alterado mi normal y normativo proceder hacia los demás, en las diversas situaciones anodinas de la vida. Cada uno con su locura; soy consciente de que aquellos que por distintos motivos, que no entraré a discernir ni juzgar pues no soy quién, sucumben a las alucinaciones mal presente viven y mal futuro esperan ante la incomprensión de la sociedad y la automática medicalización a la que se ven sometidos como idóneo “tratamiento” a su pretendida “locura”.

Harina de otro costal, al menos para mí.

Trabajo en una oficina de recursos humanos en una multinacional dedicada al transporte marítimo. Dos tardes a la semana voy al gimnasio, quedo con mis amigos de toda la vida a menudo, soy socio del Club Ajedrecista Macrobiótico, me gusta el senderismo, el cine de calidad, soy adicto al chocolate negro y llamo a un programa de radio nocturno en el que el oyente participa solventando problemas matemáticos.

Os enumeraré una parte de lo que mis ojos perciben en cualquier momento, en cualquier lugar; por ejemplo, en mi trabajo.

Una fotocopia con la cara de Mao Tse-Tung que sale de la máquina cuando lo que había fotocopiado era una factura; un croissant gigante puro en mano aposentado en la taza del WC contándome sus miserias; entra la secretaria del jefe y encima de cada hombro trae consigo sendas banderas de suecia con luces de neón intermitentes bordeando las telas; autocares empujados por veteranos del Vietnam; palomas vestidas con albornoces; bolígrafos que debaten entre sí sobre la moral aristotélica.

Absurdo. Lo sé.

Asumiendo el hecho alucinatorio como ineludible opto por reprimir cualquier gesto y/o intención de verificar por mí mismo la realidad del objeto/ acción aparecido; dejarse llevar por el lógico impulso crea situaciones embarazosas y reacciones reprobantes entre las personas. Me explico: embarazoso malentendido cuando conversando con mi jefe, un hombre entrado en años de amargo talante y negro humor, trato de sacarle de encima de su cogotera un macaco entretenido en la búsqueda de parásitos capilares; el hombre interpretó tal ademán, desde su realidad, como un comportamiento inexplicable en aquel joven prometedor al que a partir de ese día iba a mirar con ojos prejuzgadores y dubitativos; no se puede pasar la mano por encima de la cabeza del jefe como si nada, más en plena conversación sobre una futurible reducción de plantilla.

Panaderas que en vez de meter en la bolsa la barra de cuarto educadamente pedida depositan un saltamontes azul del tamaño de un gato dentro de la bolsa no reciclable; policías nacionales que al responder a mi duda sobre el lugar correcto al que dirigirme para renovar mi documento de identificación nacional contestan tarareando un vals y haciendo la conga varios de ellos con sus armas reglamentarias entre dientes; dinosaurios peludos convertidos en mecánicos que fuman compulsivamente y que de todas maneras pretenden cobrarme más de la cuenta; medusas flotando en el vagón del metro… esta es la única visión repetida invariablemente; cada vez que viajo en el ferroviario servicio ahí están mis preciadas medusas; con el tiempo ya me reconocen y denotando afecto en su comportamiento nada más “verme” entrar se acercan y frotan sus frágiles tentaculillos contra mi ropa; flotan armoniosamente entre los pasajeros, pululan cuales mariposas coloristas de risueño vuelo; en cuanto se abren las puertas del vagón algunas salen y ¡plop! se desintegran nada más cruzar el umbral, un espectáculo diario que ameniza el sopor matutino, dinamiza la vuelta a casa y poetiza la vivencia sórdida en la gran ciudad…es mi alucinación preferida, de hecho tengo preparado en el mp5 un disco de Pink Floyd para la ocasión.

Hace una semana aproximadamente, mientras realizaba el acto sexual con una compañera del trabajo (relación de larga duración, en el tiempo y en el momento, llevada en cómplice clandestinidad ante los compañeros), en mi cama Ifea modelo Köitonstrom, dos boas contrictor emergían de debajo la cama, se entremezclaban con nuestros sudorosos cuerpos y mientras Alicia cabalgaba mi miembro, una boa rodeaba lentamente su tórax y lamía sus pechos con la bífida lengua; la otra se arrullaba en mis convulsa piernas; ciertamente el desliz de sendos cuerpos cilíndricos provistos de esas pieles tan suaves, escamadas en terciopelo, entrelazándose con nuestros humanos cuerpos, confería un plus impagable de táctil placer multiplicado al acto copulador; porque en algunas de las visiones no tan sólo percibo la imagen, también todo lo que veo posee un tacto tangible a mis sensores, unos olores captables por mi pituitaria, unos sonidos decodificados por mi cerebro; sí, ahí estábamos cuatro cuerpos retozando, tres sintiendo de más, dos gimiendo, uno supremo receptor.

Visiones, apariciones que complementan mi vida; algunas poco agradables e inoportunas, como el día en que asistiendo a la boda de un primo del pueblo presenciaba como desde detrás del sacerdote, surgiendo desde el típico retablo dorado, aparecía el mismo Belcebú maracas en mano tarareando un bolero conocido (cuyo título omitiré para no suscitar polémicas relaciones esoterico-paranoicas ni asociaciones malévolas de ideas entre los lectores) y mientras señalaba de manera burlesca a los novios soltaba unas sonoras carcajadas tan estridentes que tuve que taparme los oídos y viendo esto mi tía abuela Mauricia, Biblia en mano sentada a mi lado, se pasó la mujer toda la cena preguntándome con maternal insistencia si ya comía bien que me veía delgado últimamente.

Estimados confidentes de estas realidades paralelas e intrapersonales, no alargaré este relato con más enumeraciones de visiones imposibles por no frivolizar sobre el tema ni acabar resultando pesado y repetitivo; tan sólo compartir con vosotros esta experiencia. Si bien no malvivo con esta doble realidad sensitiva impuesta, cierto es que el esfuerzo por canalizar hacia la normalidad y sostenibilidad emocional estos hechos inauditos con los que me veo obligado a convivir supone un cansancio. También, en algunos momentos caigo en el desasosiego al no poder, por propia e inmutable decisión, explicar a mis allegados y amistades tales hechos; un peaje a abonar para mantener sólidos los cimientos de la cordura.

Sigo adelante, cautivado unas veces por las maravillas audiovisuales que se me ofrecen, desviando la mirada otras ante horrendos cuadros de mal gusto; sigo adelante y salgo de mi alucinatorio armario exponiendo este testimonio, aunque como viene sucediendo desde hace unos días las letras del teclado no paren de cambiarse de lugar procediendo en un engorroso juego que pone a prueba mi paciencia y escribir este relato me esté costando grosso esfuerzo, mas no claudico aunque temo que el hecho alucinatorio esté tomando una nueva significancia y parece ser que exista cierta intencionalidad e interacción en el mismo según el momento personal o la acción que me encuentre realizando.

“no dudéis jamás de lo que ven vuestros ojos, porque si lo ven es que existe”



Agradeceros vuestra lectura y empatía.
Saludos expansivos

jueves, 13 de agosto de 2009

LAS VUELTAS QUE DA LA VIDA (TÍPICO RELATO)

Me llamo John, pero en mi país de origen prefieren llamarme Juan desde el día en que un señor vestido para la ocasión, copón en mano, vertió cierta cantidad de agua residual en mi cogotera acunándome tan bíblico nombre para el resto de mis días.

Puedo comer, tengo techo y pago mis impuestos, siempre que puedo, gracias a un trabajo en el que acabé por unos motivos que no viene a cuento narrar y del que he hecho un modo de vida a pesar de ser la causa de tres divorcios, tres pensiones y un alcoholismo crónico disimulado con dignidad de cara al vecindario; o eso creo.

Sí, soy como imagináis…un tipo rudo, algo hastiado de la vida, barba de cuatro noches y dos grandes bolsas lilas bajo unos ojos melancólicos como el jazz que ahora mismo suena en mi grisáceo despacho destartalado vagamente iluminado por una anodina lámpara barata, a mi izquierda una botella medio vacía (no medio llena…) de Rack Paniels, a mi derecha un papagayo azul disecado, restos de kleenex petrificados debajo de la silla y un ventilador oxidado en huelga perpetua colgado del techo del que pende una cuerda siempre socorrida llegado un mal momento…visto pantalón bombacho, camisa de rayas old fashion, tirantes monocolor y un sombrero estilo gángster colgado ahora en un perchero marrón ébano cortesía de la última mujer que compartió el asiento de atrás de mi Cadillac en una noche más de efímero amor carnal en lo alto de una colina con vistas a una gran ciudad cuadriculada iluminada de neones pastel, metáfora visual de esta vida cuadrada sin sentido, una rata apestosa acaba de pasar por encima de mis zapatos de piel pero me da igual porque estoy medio ebrio y por una vez que me decido a escribir, a sacar la mierda que acumulo dentro, no lo voy a interrumpir por culpa de un nimio mamífero roedor compañero de habitación al fin y al cabo…agh…ahora acabo de escupir hacia más a la derecha en mi escupidera de mármol negro obsequio de un diplomático ruso al que salvé el culo tras ser acusado de prevaricación y tráfico de influencias en la costa sur donde sus amiguitos en los ayuntamientos, rellenos de botox hasta las nalgas y de dudable moral, especulan y montan orgías amenizadas por famosos cantantes pop que cobran lo que un fontanero en un mes de trabajo…es un esputo verde síntoma evidente de la corrosión alveolar producto del vicio empaquetado con el que me auto-destruyo compulsivamente porque esta vida es como un pastel de cartón, parece bonito y apetecible pero cuando le hincas el diente te das cuenta de que no te vas a comer nada…agh…. dice mi psicóloga (que ya ha probado el asiento de atrás) que debo expresar mi resentimiento vital, que me refugio en el trabajo y en ambientes sórdidos proyectando en este comportamiento noctámbulo una introspección originada en la infancia a causa de un trauma enquistado en el pozo oscuro de las emociones, por culpa de unos padres periféricos y ausentes que se mataron a trabajar para tirar adelante un humilde hogar de inmigrados del campo y que no entendían de pedagogías correctas o sostenibles…fumo tabaco negro compulsivamente y en realidad soy un corderito con piel de lobo, sí, exactamente como lo habíais imaginado, como en las películas donde actores de buena facha hacen el papelón, pero esos tipos posan y se van, dicen cuatro frases y vuelven a ser ellos mismos, yo en cambio, soy lo que escribo, un detective, un aventurero decodificador de enigmas, mercenario de la investigación al mejor postor, me pagan y callo o hablo según el grosor del fajo de billetes con el que compran mi ética; antes trabajaba en la policía, pero sí, lo habéis adivinado, me echaron por nervioso, métodos demasiado ortodoxos y tendencias autolíticas decía el informe burócrata de asuntos internos; lo sé, disparar a un gato no es la mejor manera de hacerlo bajar de un árbol, a veces no controlo mis impulsos (¿será el trauma infantil, coqueta psicóloga?), soy un tipo de acción, me va la marcha y me salto la ley si ésta encubre al ladrón, si ésta justifica lo injustificable…no quiero medallas, sólo otro trago de mi antídoto a la vida…y pensaréis que soy un fantasma si os describo cómo planté cara a una cuadrilla de hooligans británicos drogados hasta las cejas que quemaban contenedores y cantaban canciones de la tuna bastándome tan sólo de mi pragnum 9 cms traída de la última guerra en la que trabajé, porque sí, os habéis anticipado, después de que me echaran del cuerpo policial me alisté en una empresa de seguridad privada especializada en complementación logística y apoyo en combate de tropas occidentales en naciones orientales, el trabajo sucio, vamos; era por dinero, no creo en patrias gobernadas por acomodados fumadores de puros y organizadores de orgías pop, creo en el dinero y en obtener una retirada generosa en alguna isla del caribe donde beberme cuatro batidos con ron cada mañana, ir a pescar por la tarde y piropear a las nativas. Un jubilado con estilo. A mí, esta ciudad de muertos vivientes no me entierra, estas calles son el puticlub del que hay que pagarse el rescate para ser libres, sí…soy un idealista, y esa es mi norma de vida…como el jazz que suena, sí Charlie…tú sí que la soplabas bien no como esos mafiosos que vienen aquí a ofrecerme protección, panda de ignorantes.

Cuando voy pedo la música penetra por mis oídos como una cascada de tonos multicolor, floto, nado, buceo entre notas policromadas, esencias que me llevan a otros mundos, aterciopeladas caricias de saxofón, acometidas percutivas, voces sensuales como los jadeos de las afortunadas invitadas a mi asiento de atrás…

Era una tarde gris de un noviembre al uso, llovía, no mucho, lo justo para sacar del cajón mi querida botella de whisky aranés; tres sonoros golpes en la puerta; era James (Jaime) el Tiragujas, no me preguntéis porqué le pusieron ese apodo; el chaval venía nervioso, le temblaban las manos y sudaba a mares.

-John, me envía Lucas Lucano para decirte que si en 24 horas no abandonas la ciudad ya puedes buscar un buen escondite, que te pillará y acabarás flotando como una rata en el puerto…

-Vaya con el mafioso este, así que ahora quiere deshacerse de mí el muy canalla…sabía yo que hacer tratos con estos carbonaras no era buena tinta para escribir…

-¿tinta para escribir John?

-déjalo James, no tienes la culpa de no haber tenido acceso a la escuela secundaria y malversar tu post-adolescencia esnifando sustancias prohibidas con los consiguientes daños colaterales que ello ha causado en tu desarrollo cognitivo…quiero decir que esta gentuza nunca son de fiar, ya lo ves chico el palo que gastan…ahora mismo vas a Lucas Lucano y le dices de mi parte que no me da ningún miedo, que me paso sus amenazas por el escroto, que se persone aquí como un caballero para resolver este malentendido…

Nada más salir James del despacho una potente luz verde proyectada desde el cielo lo cegó todo, como un tupido manto luminoso que nada bueno presagiaba…¿qué era eso?, ¿de dónde mandangos procedía?...creo que ya tenía el caso de mi vida, a ese espagueti reconvertido en chulo de playa ya le podían dar betún…vale, me lo estoy inventando todo…James salió del despacho y me quedé dormido al momento, malditos ansiolíticos.

Me despertó el teléfono, regalo de otro diplomático lamesillas salvado de la hoguera por un servidor; era Tiffany, ¡oh! mi dulce muchachita, mi colibrí de ébano, mi linfocito… Tiffany, la única mujer por la que siento remordimientos cuando son otros labios los que saboreo, por la que el mundo tiene sentido cuando al despertar en una cama de la que no recuerdo la propietaria siento que debería ser ella la que ahí yaciera con un pecho al aire y carmín en la almohada; mi bombón tropical… siento que debería ser ella la que compartiera el zumo de vitaminas anti-resaca, la ducha caliente, el paseo por la playa, las tardes en la bolera,…sí… Tiffany es lo más parecido a un amor imposible.

Hija de un acaudalado constructor y de una cantante de ópera cocainómana, ambos originarios de Samoa Central, nuestra relación no consumada se remonta a los años en los que yo trabajaba para su respetable padre, al que servidor, el mejor repartidor de ladrillos del distrito norte, no caía nada en gracia pues veía en mí un mal pretendiente para su sobreprotegida hija mayor, un paria bien aplicado en el trabajo pero mal encaminado en modales; claro, para una mente burguesa y conservadora es un agravio desposar a cualquiera de sus descendientes, encima la heredera primogénita, con un subproducto de las clases bajas, hijo de la calle. Pero nuestro amor, a todas un Romeo y Julieta en toda regla, un west side story, siempre ha sobrevivido a las injusticias impuestas por la impuesta coyuntura socio-cultural; Tiffany, con apenas veinte años fue entregada en matrimonio a un pijo arrogante de apellido rimbombante que la encerró en una jaula dorada con forma de casa con piscina y servicio, le hacía el amor (si lo había) por cumplimiento y relegaba a una vida social aburrida y tediosa basada en tardes de té y dominó en el club social, fines de semana solitarios por negocios del marido y que para cerciorar con saña el contrato matrimonial dejó preñada en dos ocasiones, fallidos intentos pues el poder de la mente es poderoso y Tiffany, mi lindo clavel dorado, no daría descendencia al engominado picapleitos de nombre pasteloso.

Sí, es por ella que ahora brindo mi copa bajo esta luz mortecina de papel maché, lámpara Ifea modelo Färmstrong; es por ella que mi corazón da brincos cuando al descolgar el teléfono oigo su voz dulce, su susurro melancólico pronunciando mi nombre con el más sensual de los interrogantes…

-Juan…¿cómo va todo?

…bien, muy bien cariño…para ti siempre estará todo bien aunque me pierda por los callejones oscuros de la vida; te amo desde el primer día en que te ví, ladrillo en mano; llevabas ese vestido de verano estampado en flores; nos fuimos conociendo, primero poco a poco, tímidos los dos, después compartiendo los ratos posibles a escondidas de la vigilancia paterna; tratando que nadie se percatara algunas tardes nos íbamos a las afueras y pasábamos el rato charlando, riendo, jugando, despertando nuestra fresca juventud y nuestros rutilantes corazones; eres tú la única mujer por la que lo dejaría todo, y sé, lo sabemos, sabemos que el otro lo sabe, que lo dejaríamos todo y nos fugaríamos al lugar más recóndito para disfrutar de nuestro amor…pero hay algo, los senderos inescrutables de nuestras vidas, las circunstancias , que nos lo impide; tú dejaste a ese capullo desflorido y el mismo día que lo humillabas, como se lo tenía merecido, te subiste al coche y poseída por un ansia de libertad demasiado tiempo acumulada, desapareciste; deambulaste sin rumbo meses, escapando al galope como un caballo desbocado; de ciudad en ciudad te perdiste en las catacumbas de la civilización, anduviste los lugares más prohibidos, hiciste tu propia bajada a los infiernos con la que exorcizar tantos años de sutil pero eficiente represión patriarcal, ahogaste el anhelo de la niña que quería ser mujer en nieblas confusas y despertaste mujer entera, dueña de sus riendas, jinete solitario… y yo sin saber de tí temiendo que quizás no volvería a verte, lo dejé todo, fui en tu búsqueda y ahora ya saben los lectores cómo empecé en el oficio, siguiendo tu rastro de antro en antro, de fumadero en vertedero, preguntando, fingiendo ser el más rudo de los proxenetas, el tratante de mujeres con falso acento extranjero interesado en la más codiciada de las musas del placer de pago. Recorrí tugurios, pagué las copas a unas cuantas alimañas dignas del peor basurero, cambié de matrícula varias veces, incluso utilicé pelucas, todo ello para finalmente irrumpir con una recortada en cada mano en esa habitación lúgubre en la que un viejo con el miembro fláccido quería que le recitaras a Homero vestida de torero mientras un periquito teñido de rosa y atado a una mesa silbaba el himno de su equipo preferido de fútbol porque era lo único que se la ponía dura; con lo puesto salimos esquivando las balas de esa panda de matones de gimnasio que habiéndote engañado y retenido bajo amenazas se llevaban la mitad de tus ganancias; arrancamos el Cadillac (recién comprado entonces) que como había visto en las películas siempre hay que dejar aparcado delante del lugar del que habrá que salir con prisas, llave en el contacto claro; sin levantar el acelerador cruzamos el país hasta llegar a nuestra querida ciudad, directos al piso que te había comprado con los ahorros de miles y miles de ladrillos repartidos, situado en el paseo marítimo, primera línea de mar, como tú siempre habías soñado, mi bello rocío del alba…

-tengo que decirte algo juan…
-llámame john…
-vale John…no puede ser por teléfono…me paso por tu despacho en una hora…
Rápidamente fui al lavabo a provocarme el vómito; en una hora Tiffany llamaría a la puerta (sí, lo habéis adivinado, la parte superior de la puerta es un vidrio translúcido con una inscripción en la que se lee: “John Garcia, Detective Privado”, algún gracioso había escrito con rotulador permanente justo debajo: Detective Mamado…jajaja…me parto, como su hueso encefálico el día que lo pille…) y el amor no consumado de mi vida no podía encontrarme espatarrado en la silla babeando de lado a causa de los tres somníferos que me había tomado tres parágrafos arriba.

La melancolía me consume rápido, como un leño seco; soy consciente de estar rozando la obsesión; con lo que cuesta una caja de coñacs podría comprarme un kit entero de pinturas, caballete y pinceles y pasarme las mañanas de resaca plasmando en arte las inquietudes que acechan a este corazón atenazado. Pero no lo hago. Cuando llevas mucho tiempo navegando en los mares etílicos pierdes de vista la costa, los horizontes son iguales mires hacia donde mires y lo único que mueve el barco son los vapores del etanol corriendo por tus venas, inflándolas cual velas curtidas en mil tormentas; soy marinero de alta mar, macerado pirata oceánico sin rumbo entre olas burbujeantes, prisionero de caprichosas sirenas que con sus cantos me engañan no llevándome a ningún puerto…me siento poeta mecido por las olas, funambulista en la cresta que rompe y vuelve a erguirse tenaz tras sortear otro naufragio…pasan las horas, vasos vacíos a mi alrededor, un coleóptero preocupado por encontrar restos nutritivos entre mis archivos parece saludarme con sus graciosas antenas…sí…el coleóptero lo ve todo, percibe cada uno de los estímulos, no se le escapa ni una a este ser vivo… eso es lo que es, un ser vivo y nada más, no como muchos de nosotros que somos seres medio vivos, de tanto razonar medio perecemos arrastrándonos por el limbo de la inopia existencial…yo también tengo antenas pero me cuesta trabajo mantenerlas activadas… joder qué pedo llevo, mi cuello dirige arbitrariamente la cabeza que a duras penas sostiene hacia puntos inconcretos de este habitáculo, y, en una reacción en cadena previamente ensayada seguro, los ojos inevitablemente son dirigidos como resultado de este extraño e involuntario proceso mecánico hacia puntos de difícil enfoque visual…pican a la puerta…paso…no me da la gana que me agüen la fiesta…fiesta de los sentidos…marineroo….olassssss….burbujas… cucarachas fisgonas…bueno, no insisten…será algún cliente que previo pago adelantado pretende que le consiga evidencias irrefutables de que su hijo fuma porros o que su socio efectivamente se las ha pirado a alguna isla de bello topónimo con el maletín rebosante de dinero negro…pues te jodes, así son los negocios…

…no sé cuánto rato habrá pasado…mucho, poco, algo, nada,… estoy sin tabaco así que bajo al colmado que llevan unos suecos muy majos a por provisiones; cuando me dispongo a salir veo que alguien ha depositado una nota por debajo de la puerta…

“Juan, unos alienígenas han invadido la tierra, llámame en cuanto puedas.
Tiffany.”

Vale, me lo he inventado; cuando me disponía a salir, había la siguiente nota:

“Juan, he venido, he picado a la puerta, te he llamado; sé que estás ahí, oía tus resoplidos…. Llámame en cuanto puedas.
Tiffany”

Vaya, qué desastre…

Lo primero que pienso es en masturbarme pero decido no hacerlo pues con ello mancillaría a través de una ineludible asociación de hechos-ideas-coyuntura temporal mis sentimientos hacia Tiffany; concluyo que es un mero impulso sexual proveniente de mi ansiedad, antojos del biorritmo, yo qué sé…aplazado el momento onanista, cuando por fin salgo de mi habitáculo me encuentro al otro lado del pasillo al mismo Lucas Lucano; no salgo de mi asombro, el mafioso habiéndolo percibido se dirige hacia mí con una medio sonrisa de soplamierdas total y con paso John Wayne cutreras me invita a entrar a mi despacho a lo que le respondo que soy yo quien le invita a pasar, que arreglaremos cualquier malentendido con unos tragos de Snifford…

-te tengo aprecio John, lo sabes; confío en ti, John, lo sabes…¿no?
-¿qué quieres Lucas?
-olvida lo anterior, lo que te he dicho a través del Tiragujas…
-¿…?
-tengo una propuesta, te va a interesar…mira, esto queda entre tú y yo, nadie más lo sabe; es digamos… un negocio redondo, totalmente novedoso…
-cuánto misterio; me estás intrigando…a ver, ¿dónde está la trampa Lucas?
-no, no…no hay trampa ni gato encerado..
-encerrado Lucas, encerrado…
-mira, la situación ha cambiado, la situación mundial, internacional, la de todo el planeta John, sí…para siempre…
-no sabía que ahora te metes la mierda que vendes Lucas…
-jajaja…el sano de John…mira, seré claro y conciso. Supongo que estarás al corriente de lo que viene sucediendo desde hace unas 24 horas en todo el planeta,
-a ver, infórmame…
-¿no te has enterado? ¡Nos han invadido John!, sí, los bichos verdes con antenas jajaja…has estado navegando ¿eh?, marinero borrachín…no te has enterado de una mierda…ovnis, alienígenas…todo se paró, luz verde, naves en cada ciudad, gobierno k.o, militares k.o, todo paralizado, ahora gobiernan seres venidos de otra galaxia…mira es muy fácil: nuestros nuevos dueños han venido a por una cosa: mano de obra, y nosotros tenemos que conseguírsela; negocio redondo. Nos perdonan la vida a cambio de llevarles carne humana, ¿qué te parece?
-ya…
-mira fuera de la ventana John, mira y verás lo que te estoy contando.

Era cierto; no sin esfuerzo desbloquee las persianas oxidadas, primero miré hacia arriba y vi el cielo que no era azul, había mutado a verde, un verde pastel; luego miré hacia la calle y efectivamente en medio de la plaza en vez de los habituales personajes, jubilados alimentadores de palomas de día y seres de polémica reputación de noche, ahora se hallaban distribuidos en grupos de dos y separados entre sí por una hilera de personas una especie de vehículos elevados a un metro del suelo de cuyos techos a través de una ranura emergía una horrible criatura semejante a una lombriz provista de armadura, de unos 3 metros de altura, parecía la encargada de distribuir a los enfilados humanos hacia uno u otro vehículo. Me quedé petrificado, el pedo se me pasó al instante. Cada lombriz haciéndose valer de un palo con soga retráctil separaba según género, edad y altura a la persona que coincidía con su criterio y con un rápido ademán la introducía dentro del vehículo… ¡qué fuerte!...las personas enfiladas no emitían ninguna queja, no ofrecían ningún tipo de resistencia, estaban como hipnotizadas, cabizbajas, sumisas, cual borreguitos hacia el matadero; una imagen dantesca digna de cualquier film ambientado en la Alemania nazi.

-¿dónde hay que firmar?- le dije con cara de pasmo a mi nuevo socio.

Lo siento esto no va a ser la típica historia en la que a partir de ahora la prioridad del protagonista masculino pasa a ser el rescate de su amor esquivando las más inverosímiles adversidades, recuperando a su media naranja imposible de entre el caos apocalíptico, matando alienígenas en plan machote para acabar con un plano secuencia con beso de tornillo en primer plano y la Tierra arrasada de fondo. No, el relato continúa con que acepté la propuesta de Lucas Lucano, visité la nave nodriza de nuestros nuevos aliados sapoformes y les juré obediencia y fidelidad a cambio de librarme en cuerpo y mente de trabajos forzosos en el planeta Uashipeich para el resto de mi vida a 200.000 años luz, donde las temperaturas nocturnas alcanzan los -180ºC, de día hace un calor asfixiante bajo una atmósfera marrón-glacé casi irrespirable, aunque lo bonito son los cuatro satélites que orbitan uno tras otro y confieren al paisaje cierta lisergia propia de un videclip de Pink Floyd en su primera época.

Tras unos meses en cumplimiento del deber en la Tierra como suministrador de mano de obra, conseguí mi licencia para poder establecerme en Uashipeich como un ciudadano terrícola más, emigrante asentado de pleno derecho; he de decir a favor de nuestros huéspedes que siempre he sido muy bien tratado sin percibir por parte de los nativos comportamientos racistas ni comentarios despectivos hacia mi origen, credo o aspecto físico. Mi integración en la sociedad klungui (nombre con el que se autodenominan los habitantes originales del mentado planeta) es casi total; gracias a los beneficios que me reporta mi puesto en la oficina central de la compañía de suministros humanos (C.S.H) como supervisor máximo, he tenido acceso a estudios becados en la universidad central planetaria (U.C.P) pudiéndo cursar la carrera de Misterios del Universo en la que aprendo muchas de las claves a las que antaño, en mi vida terráquea, me hubiera sido imposible acceder debido al sometimiento cultural, religioso y social en el que vivíamos. Por poner un ejemplo, comentaros unos hechos que de haberse conocido en su momento hubieran supuesto la desintegración, el derrumbe de los pilares sobre los que se sostenían nuestras creencias, historia y mitos. ¿sabíais que el pueblo klungui anteriormente a la citada invasión ya había realizado incursiones en la Tierra?, sin ir más lejos, bueno un poco sí, el hombre al que los humanos denominábamos Jesucristo no era otro que un enviado klungui que tenía como misión sondear el terreno y enviar informes detallados sobre características tipográficas, flora, fauna y todo tipo de información sobre el planeta; de hecho la palabra Jesucristo viene del klungui Je-Shu-Jrist que significa en dialecto norteño “al ataque”, e INRI significa “volveremos”; no puedo más que sonreír al recordar libros y películas como “El Código da Vinci”, o los discursos del Papa, o las tertulias en programas rediofónicos de misterio, o las webs esotéricas, o las películas de hollywood,…

En fin, espero que hayáis disfrutado con este relato.

Ahora soy una persona sana, no bebo, no fumo, como fotu (una especie de cuajada vegetal un poco sosa pero muy nutritiva) y sonrío feliz a la vida por las oportunidades que ésta nos brinda, sonrío al destino porque nunca uno sabe hacía dónde se dirige su humilde camino y personalmente me siento afortunado; sonrío al amor que me ha dado dos transklunguis preciosos, han salido clavados a los abuelos oye.

Y en los momentos tristes recordad que hay un futuro mejor quién sabe dónde en algún lugar del universo.

¡Saludos!,

como dicen por aquí: vutrwhe n gtrwhmn gpuhtewnc