viernes, 16 de julio de 2010

Hola, me llamo Ernesto Feldos

Cinco semanas atrás deseché la idea de apuntarme a un curso de moldavo, para en su lugar, inscribirme en un taller de construcción de barcos de madera inflables. Fué una decisión acertada, porque resulta que hace unas cuatro semanas atrás, gracias a los buscadores ultra-rápidos en internet descubrí que el moldavo es lo mismo que el rumano, el primero es el idioma hablado en Moldavia, menos mal porque el rumano ya lo tengo bastante avanzado. Esto me recuerda a lo que pasa con el talacán y el talentiano en mi nación plurinacional a veces sí a veces no de donde vengo, pero bueno esto es arena de otro portal.

Total, que los de la academia de lenguas han resultado ser unos timadores.

La semana pasada cuando volvía muy contento de adquirir mi primer Manual Básico para la Construcción de Barcos de Madera Inflables, con su consiguiente kit de astillero doméstico esencial, esto es: fuelle mecánico para el inflado tanto del futuro barco como de la futura piscina (inflable también jajajajaja) en donde botaré mi primera creación, bote de cola super-elástica y unos listones de conglomerado ignífugo, me detuve firme y decidido a formular una denuncia contra los malvados propietarios de la timadora academia de lenguas.

Nada más entrar en comisaría, en el puesto de Información y Redirección de Intenciones me encuentro con Sara, una antigua compañera de clase, de la infancia, mi primer amor. Ella me reconoce al instante, y durante el minuto y medio que dura nuestra nerviosa conversación reencontrante no apartamos los ojos el uno del otro. El corazón no me bajó de 120 ese día. Al finalizar mi denuncia en el despacho de Denuncias y Redirección de Intenciones, esperé pacientemente (bueno, en verdad impacientemente...) a que Sara informara a nueve ciudadanos interesados uno en recuperar su libertad de movimiento, dos en renovar su tarjeta identificacional, y el resto no alcancé a escuchar bien; llegado mi turno intercambiamos teléfonos, pero siendo fieles a nuestros deseos concertamos una cita esa misma noche.

Fornicamos sin parar tras una cena de espárragos, salchichas y almejas con fresas (siempre he creido en la sugestión del poder asociativo de ideas) que preparé en mi piso sito en un suburbio donde el crimen organizado campa a sus anchas sembrando el terror, sobretodo, entre la gente mayor y soliviantando las pasiones politicas del proletariado haciendo que éste añore mano dura en el gobierno, si no el retorno a un régimen dictatorial supra-moral y católico. Por ello, Sara (me explicó mientras realizábamos el tercer acto sexual de la noche) se hizo policía.

Ayer mismo, Sara me dijo que no le interesa una relación estable y duradera. Quedamos en mi casa y tras emocionarnos escuchando un disco tributo a Brahms echo por un coro de laringetomizados, mientras sorbiamos un exquisito Pôison de Mèrde cosecha del 89, Sara rompió a llorar y me informó de sus intenciones emocionales y de sus dudas al respecto.

Hace escasa una hora lo hemos dejado por teléfono. He sido yo. No me apetece una relación peonza, que ya me lo veo venir. En un ataque-rabieta-miedo a lo desconocido, he tirado mi barco inflable por la ventana con intenciones destructivas pero resulta que el viento esta tarde es tan fuerte, que el barco flota mecido por las corrientes alisias.... ahora mismo aún veo el puto barco desde mi ventana surcando los aires de esta ciudad.

Por internet he comprado un billete a Nanuvuuk, capital de Groenlandia, y voy a pasar mis siguientes seis meses ahí, colaborando con los pueblos esquimales en algo, no sé, ya sé me ocurrirá.

Sara me acaba de llamar, también se viene, “¡qué leches!” exclamaba entre sollozos...”te amo Ernesto...”jadeaba entre hipos....”estamos hechos el uno para el otro...el destino nos da otra oportunidad...¿lo ves?...” le he declamado emocionado pero firme de corazón...”a tomar viento todo...” nos hemos repetido dos veces sonriendo un poco para al final reirnos de nuestras vidas...coge ropa de abrigo cariño, que ahí es invierno....vale voy al bazar, vengo en una hora...
es cuando la vida pasa de la prosa a la poesía en el instante menos sospechado
con amores o sin ellos habiendo vientos y destinos por delante
sólo o con más o aún siendo dos se hace verso
es cuando un instante nos crece
y se mira alrededor
no hay límite
para
ser
estar
preparado
para no más
sucumbir a las tenazas
de abismos imaginados
desde el dia que negamos
la posibilidad tan plausible
de ser dueños de esos mismos vientos
y destinos en cualquier punto romperás
qué locura Ernesto, que lo digas Sara, el vuelo dura ocho horas
he reservado una cabaña en el centro de Nanuvuuk (o algo así)
mañana mismo contactaré con la Asociación del Pueblo Esquimal Unido
a ver en qué podemos colaborar, seguro que hay faena por hacer, entre petrolíferas, colonialismo remanente y los efectos catastróficos del cambio climático esta gente necesita ayuda.
¿no te parce que hay cierto paternalismo etnocentrista en tus planteamientos, cariño?, tienes razón pichulín, me doy cuenta que la educación a la que hemos estado sometidos, más la influencia de la cultura que hemos mamado desde chiquitos, mmm mamado, espera a que lleguemos a la cabaña y te explico lo que es mamar jaja...¿has visto qué cielo?, no parece tener fin...y abajo sólo mar, océano, agua, agua y más agua...no somos nada...y que lo digas...se me olvidó llamar a mi hermano para decirle que lo dejaba todo, no te preocupes seguro que no te echa en falta, ni en la comisaría tampoco lo harán, necesitamos respirar, ¿sabes que los pueblos esquimales distinguen entre cuarenta tonalidades del color blanco?...este zumo de melocotón es una mierda...

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