miércoles, 5 de agosto de 2009

HECHOS INSÓLITOS- Nº1

Sucedió una media mañana dos veranos atrás.

Esperaba a cruzar una ancha avenida peatonal cuando, de repente, una avalancha de nieve cayó desde lo alto de un edificio de ocho plantas dando muerte instantánea a tres viandantes. Según cuentan varios testigos, los fallecidos viandantes fueron alertados con suficiente antelación del inminente peligro que corrían mientras la enorme masa nívea amenazaba con precipitarse.

Los tres viandantes estaban debatiendo acaloradamente sobre la conveniencia de adoptar el socialismo real como vía única y plausible hacia la paz y la justicia social, considerando que el pueblo no apoya en masa, en un principio, tan magnífica opción y que se debe recurrir a la lucha armada y a el proselitismo en los supermercados, ya lo agradecerán. Ajenos a la fatalidad, hacían caso omiso de las advertencias, tomándoselas como el reflejo del estado mental colectivo de un proletariado corrompido y alienado por la televisión que propaga el miedo y la paranoia. Los ciudadanos bienintencionados (efectivamente alienados por la televisión) se hallaban formados en corrillo observando con una mezcla de atónita curiosidad y pánico la formación de nieve que, cual pasta dentífrica saliendo a presión del tubo, asomaba desde un punto inconcreto de la terraza del edificio, presagiando el fatídico alud.

Las investigaciones efectuadas por la comisión encargada de investigar el caso, denominada para tal efecto “Comisión Encargada de Investigar el Caso, Denominada para Tal Efecto (C.E.I.C,D.T.E), tras varios meses de entrevistas, simulaciones en ordenador, mediciones, búsqueda de pruebas y testimonios, no halló aparente causa física para el fenómeno. No había explicación empírica para la aparición y precipitación de una masa de 30 toneladas de nieve en pleno centro de una gran ciudad mediterránea, en la cual debido al sí demostrado empíricamente cambio climático ni nieva en invierno ni es posible por esto mismo la acumulación de nieve en ningún punto de la misma.

Es más, y ahí radica aún más el misterio: ¿nadie fue capaz de neutralizar ese peligro, contener o incluso derretir 30 toneladas de nieve en la terraza de un edificio de uso público en plena ciudad?, repito… ¿nadie?... ¿dónde estaban los bomberos con sus mangueras de agua caliente?, ¿dónde se hallaba los cuerpos especiales de intervención invernal?....¿eh?

El edificio en cuestión alberga la sede del Ministerio del Interior (MI), el cual como su nombre indica se halla en el interior. Este dato, en principio no ligado al hecho anormal acontecido, sirve de prueba a aquellos que defienden la posibilidad de que el susodicho ministerio esté desarrollando un arma de destrucción selectiva y que la avalancha resultante fuera un experimento que se les escapó de las manos a los tecnócratas conspiradores, y el hecho de que causara la muerte por aplastamiento a tres influyentes miembros de la internacional socialista-realista demuestra la existencia de una campaña secreta para neutralizar, de una manera ilegal, sucia y no consultada con la oposición, el creciente movimiento socialista internacional.

Escéptico me muestro ante tal teoría, pues en primer lugar qué sentido tiene hacer de una avalancha de nieve un arma destructora si esta nación no está en guerra con ningún país en el que abunden las nieves; en segundo lugar, qué sentido tiene producir avalanchas de nieve cuando quedó bien claro en la conferencia de Yalta (1944: Stalin, Churchill, Hitler y Toro Sentado que se quedó de pie, feo detalle) que las armas de destrucción selectiva del tipo avalancha nívea mortal quedaban prohibidas; radioactividad sí, nieve no.

Casos como este y el del jinete decapitador espontáneo que asola nuestras calles, entre otros, están creando un clima en la ciudadanía y en la opinión pública que roza la histeria colectiva; la naturaleza aparentemente espontánea y caótica de estos actos, lo macabro y súbito de estos sucesos están paralizando la actividad cotidiana de la ciudad, no así la de los bancos ni iglesias.

¿Cuál será el próximo hecho inexplicable causante de terribles muertes, normalmente violentas, que azotará nuestras vidas?

Churrerías que explotan repentinamente a las 6 de la mañana, dejando a su alrededor una masa informe de cadáveres carbonizados con porras y churros incrustados grotescamente en los inocentes cuerpos cual metralla mortal de crema y/o chocolate.

Bicicletas del servicio subcontratado, pero dicen que público, Pedaling, que poseídas de vida propia dirigen al ciclista inocente bajo las ruedas de un autocar o haciendo el caballete sin previa orden psicomotriz del conductor se estampan contra un árbol.

Combustión espontánea de quioscos.

Adolescentes que se cortan las venas en masa, preferentemente en horario escolar, en las tiendas Fnac, sección música, inducidos al suicidio todos a una por una misteriosa voz que susurra por megafonía: “un rayo de sol uo-o-o…”

¿Qué pasa en el mundo?

Extraño mundo.

Buscamos un porqué a tanto hecho inexplicable y no lo encontramos.

Los maratones televisados de recogida de fondos para los familiares y simpatizantes de las víctimas no dan abasto, causa común de científicos y políticos es hallar solución o al menos explicación a tan extraños fenómenos.

No más familias destrozadas por jinetes, avalanchas, churrerías, fontaneros caníbales, no más electrocuciones en cadena de locutores de radio; no más misteriosas criaturas peludas de 4 metros de altura que lanzando rayos desintegradores aniquilan grupos de turistas en apenas segundos y encima se ríen y emiten ensordecedores bramidos guturales; basta de lluvias mortales de radiocasetes de los 80.

¡Basta!

1 comentario:

  1. Hecho cotidianos que afectan al devenir de los terráqueos, me gusta, me toca el neuroiticismo que me acompaña, la diélectica marxista i mis anginas circusntanciales, pero me gusta. ¿Dónde guardamos el control? En el bolsillo pequeño de los baqueros cómo mucho. Lástima de los sujetos escogidos para la metáfora, por trasnochada simpatida la mía. Podrían ser militantes de las nuevas Generaciones, sugerencia...

    Te seguiremos Borrás.

    ResponderEliminar